En la próxima década, el consumo interno de cerdo llegaría a 25 kilos por persona, al tiempo que se prevé el incremento del mercado externo. Con un récord en la faena de casi cinco millones y medio de cabezas –en respuesta a
la expansión de la demanda– y expectativas en momentos de cambios para el sector, en su primera jornada la 12° edición de Fericerdo convocó a 9.000 visitantes en el INTA Marcos Juárez, Córdoba.
El encuentro, en cada edición, es el escenario para un análisis profundo de la producción, que por estos días observa con expectativa el negocio, como consecuencia de la apertura al ingreso de carne porcina procedente desde Estados Unidos. Entre las principales premisas, los especialistas plantearon la necesidad de avanzar en la eficiencia de costos y en el asociativismo, como camino para alcanzar ese objetivo.
Amadeo Nicora, presidente del INTA, advirtió sobre el rol de la actividad para el arraigo local y el desarrollo territorial: “La producción animal en su conjunto y el cerdo en particular está siendo en nuestro país, cada día más, el actor fundamental de la ruralidad”. En ese sentido, señaló que “no hay otra actividad que en el país genere mayor presencia del hombre en el sector rural”.
Según señaló, para quienes tienen responsabilidades territoriales el objetivo es lograr actividades que afinquen al hombre y le den la rentabilidad necesaria para que se quede y se desarrolle en el lugar donde nació. “En general, lo que está pasando a lo largo y lo ancho del país es que donde hay una producción animal hay ruralidad, hay gente viviendo en el campo”, precisó.
En ese sentido, Jorge Brunori, especialista del INTA Marcos Juárez, expresó que la porcina “es una carne estratégica y federal, que va a permitir el desarrollo, el arraigo rural y el valor agregado”. Además, resaltó que “si Argentina quiere ser el supermercado del mundo, el cerdo tiene que estar en la góndola” porque, al complementar a la carne bovina, el país dispondría de esta última para exportar.