Hoy el Senado resuelve la suerte de 9 millones de inquilinos. Evaluemos los cuarenta años de democracia a la luz del tratamiento parlamentario de la Ley de alquileres.La ley de alquileres como botón de muestra. ¿Quién decide en esta democracia que cumple 40 años? La definición escolar nos dice que decide el pueblo. Qué son los diputados y diputadas, según la misma definición? Representantes del pueblo. Es evidente que, con la ley de alquileres y hasta hoy, las cosas no son así. Subrayo: hasta hoy y a esta hora. A la tarde -noche veremos qué decide el Senado En estos 40 años sí hubo ocasiones en las cuales la democracia y representantes políticos desempeñaron la función que les otorga el diccionario y las definiciones escolares. Pero en este largo plazo, en la tendencia, no. Estructuralmente no es así. El ejemplo más inmediato es la media sanción en Diputados de la modificación a la ley de alquileres. Los buenos saberes escolares que personalmente ahora estoy reivindicando ahora, dicen, dirían que los representantes del pueblo van a argumentar y a votar en favor de la mayoría implicada en esta ley. En favor de la parte más débil implicada en esta ley. Es decir, obvio, los inquilinos. Pero no. Argumentaron y votaron en favor del lobby inmobiliario. Lo hicieronpor acción y por omisión, en favor de una minoría muy enriquecida.Y encima, enriquecida gracias un negocio que especula con un bien que no debiera ser objeto de lucro como lo es la vivienda. ¿Es razonable que en una sociedad democrática la vivienda sea una mercancía y no un derecho? No. Tampoco el alimento. Tampoco la salud. En una sociedad democrática, estos derechos no debieran ser objetos de compra y venta. Pero estamos en una democracia muy particular. Una democracia con diputados y diputadas que merecieron el aplauso de los especuladores, de grandes propietarios inmobiliarios por su la media sanción a favor de la modificación de la Ley de Alquileres. Y si hay que hablar de “casta” ahí estuvo la casta completa, incluidos la diputada y el diputado de La Libertad Avanza. La sesión fue convocada por Juntos por el Cambio y los bloques de Schiaretti y de Milei. Lograron el quórum gracias a la ausencia de legisladores del oficialismo que -en esta oportunidad- fue “funcional a la derecha” pero sin dudas. No como “una forma de decir” sino en hechos tan concretos como esta conducta legislativa que modificó por derecha una ley del PRO, del exdiputado nacional y hoy provincial en Buenos Aires Daniel Lipovetzky. Favorecieron a esta minoría acaudalada gracias al tráfico de viviendas, otro delito no tipificado como tal en el Código Penal. Lo hicieron anulando los pocos puntos favorable a la parte débil, a la mayoría de inquilinos.Me refiero a esto. Actualmente, los contratos son por tres años. Los bajaron a dos. La indexación está regida por un índice que combina inflación y salarios. La ley de Lipovesky decía que se debía o podía aumentar cada un año, y ahora se va a poder aumentar cada cuatro meses. Y ahora el precio del alquiler queda librado, muchas comillas, “as libre albedrío” de las partes”. De una parte estará el inquilino, la inquilina, con su salario de trabajador pobre, y del otro lado estará la inmobiliaria que le dirá “me pagás el doble de tu salario o no te alquilo.”El doble o más. O si estás alquilando y se trata de la renovación de un contrato, te van a decir “me pagás el doble de tu salario o más o desalojá que en la puerta hay una fila esperando y seguro alguno de esa fila me pagará lo que te estoy pidiendo porque tiene y/o porque está desesperado”. Podríamos decir “¡viva la libertad carajo!”. Este grito de guerra de Milei, en esta sesión, pudo ser gritada también por los diputados de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos. Entonces, no busquemos las causas de la abstención electoral y el voto en blanco en la “apatía política” o en la subjetividad de los votantes. Las causas bien pueden ser mas concretas y estar a la vista. Pasa que (entre muchas otras razones, por supuesto) la política real, la política realmente existente, desmiente a sabios conocimientos escolares. La democracia, en este caso, no es el gobierno del pueblo. Es el gobierno de los grandes propietarios de inmobiliarias. Si las cosas siguen así, sus negocios estarán a buen resguardo de las instituciones democráticas que cumplen 40 años.
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