Crece la tensión con China. Se teme que haya una intervención militar. Estados Unidos anticipó que hará todo lo que esté a su alcance para defender la autonomía de la isla.
El conflicto, nacido al calor de la fundación de la República Popular de China, en 1949, escaló en las últimas semanas y puso en jaque las relaciones diplomáticas iniciadas formalmente en 1979. De hecho, Estados Unidos decidió salir de su histórica posición ambivalente y declararse en alerta, ante lo que considera una avanzada del gigante asiático sobre la isla.
Sólo hay una China en el mundo y Taiwán es parte inseparable de China. Esa fueron las palabras que eligió el líder asiático, Xi Jinping, para advertirle al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que resultaría peligrosa la injerencia de ese país en el conflicto del Este Asiático. “Cualquier reconocimiento formal de la independencia de Taiwán dará lugar a medidas contundentes”, subrayó el mandatario chino.
Esta semana, se conocieron más declaraciones del presidente Xi en el mismo sentido: “Esa tendencia es muy peligrosa y es como jugar con fuego, y quienes juegan con fuego se queman”. El líder asiático, además, denunció que Estados Unidos usar el conflicto diplomático con Taiwán para controlar a China.
A los fines de contener el crecimiento de la influencia china en el Este Asiático, Estados Unidos convirtió la región marítima en el epicentro de su avanzada militar, dotando de armamento y logística a la isla. Por ese motivo, la región del Mar meridional de China suma un capítulo con final impredecible que atenta con la estabilidad y la paz. Será cuestión que las principales potencias del mundo encuentren en la diplomacia y el diálogo la forma de evitar una nueva guerra.
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