En el día de los Derechos Humanos y la Democracia, se vivió ayer un momento altamente simbólico y emotivo en Bajo o Tapera de Casterán o , en cercanía de Gregores, y frente a la tumba que –entre otros- contiene los restos de Albino Argüelles, uno de los 1500 fusilados por el Ejército argentino y la represión estatal desatada en 1921 para terminar con las huelgas de los trabajadores rurales.
Para conmemorar los cien años de la Patagonia Rebelde, historia oculta durante más de cincuenta años, rescatada por Osvaldo Bayer y que aún espera justicia, la Ruta de la Huelga de 1921 organizó una travesía, que tuvo como acto central el regreso de Néstor Daffinoti, nieto de Argüelles, y su familia.
La travesía que recorrió varios de los sitios históricos rescatados por la intensa tarea de La Ruta de la Huelga de 1921, entre ellos la estancia San José, Bella Vista, y La Mata, donde se registraron y documentaron una importante cantidad de fusilamientos.
Pasado el mediodía, la delegación llegó a Bajo Casterán, lugar muy emblemático porque en el 2008 pasó de ser una fosa NN a convertirse en camposanto familiar, cuando Néstor Daffinoti trajo al lugar a los restos de quien fuera la esposa de Argüelles y la hija del dirigente asesinado en medio de la huelga.
El acto comenzó con la entonación del himno, otro momento emotivo de la jornada, ya que uno de los nietos de Daffinoti, pese al viento, mantuvo la bandera en alto durante toda la canción patria, que ayer sonó de una manera diferente y con mayor sentido, en un lugar tan simbólico
Ayer, 13 años después de haber visitado la tumba con las cenizas de su madre, acompañado por su esposa, hijas y nietos, Daffinoti muy emocionado agradeció a la organización. Ante la presencia de Estaban Bayer, destacó el enorme trabajo realizado por su padre, el historiador Osvaldo Bayer, para rescatar esta historia que aún espera justicia.
También habló Esteban Bayer, conmovido por el lugar donde se encontraba porque “ante esta inmensidad, el viento que hoy es una brisa, conmueve mucho más pensar que acá se fusilaron trabajadores. Me pregunto qué pensaban antes de recibir esas balas y también por qué la justicia aún no condenó estos crímenes de lesa humanidad”, resumió.
Uno de los momentos más emotivos del acto fue cuando Santiago, bisnieto de Miguel Isla, uno de los “salvados” leyó el mensaje de compromiso por su historia y la de su pueblo, que incluyó el relato de su bisabuelo rescatado por Osvaldo Bayer y que también está contenido en una plaqueta en el Cañadón de los muertos:
“Después , todo era angustia y dolor: nos trataron muy mal. Encerrado en los corrales. Nos tenían si comida y sin agua. Hubo muchos ajusticiados…argentinas chilenos , algunos españoles y tres o cuatro gringos”, leyó Santiago, acompañado por su hermanito Juan
Luego se colocó una ofrenda floral, que Daffinotti, un hombre muy inteligente y sensible, decidió que de manera simbólica frente a la tumba del abuelo que nunca conoció la coloquen sus hijas, sus nietos y los bisnietos de Islas.
El hoy y siempre por los 1500 fusilados estuvo en las voces de Miguel Cobelo, referente de la Mesa de las huelgas de Calafate, y un joven profesor de historia, que llegó a la Patagonia para participar de los actos del centenario de los fusilamientos
Las lágrimas, las gargantas cortadas, el reclamo de justicia y de reivindicación por los huelguistas asesinados formaron parte de este acto que, no por casualidad, se realizó el día de los derechos humanos y de la democracia, en Bajo de Casterán o Aguada del guitarrero, lugar donde están enterrados algunos de los primeros desaparecidos de la Argentina.
Así, mientras el viento comenzaba a soplar para seguir contando esta historia y reclamando justicia por los «caídos por la livertá» , se produjo el abrazo simbólico con el que se tenía que cerrar el acto, que ya había concluido en lo formal. El abrazo entre un nieto y un hijo, Néstor Daffinoti y Esteban Bayer
Uno no conoció a su abuelo pero pudo reconstruirlo, junto con su historia, por el padre del otro: aquel hombre que entregó su vida a la causa de contar lo que todos querían tapar, salvo esos susurros de los torturados, fusilados, los sobrevivientes y sus familias.
En Bajo de Casterán, además de Albino Argüelles, Manuel Jara y Zenón Ledesma fueron fusilados “Diociocho más, el 18 de diciembre de 1921”