En la charla con Oscar Gómez Castañón, la autora de “Santos Ruteros. De la Difunta Correa al Gauchito Gil”, dio detalles de las movilizaciones populares que provocan cada uno de los santos.
Saidon recordó que a Antonio Gil, que era un hombre común, lo obligaron a pelear contra Paraguay y para evitarlo, se convierte en desertor y comienza a ser perseguido.
Fue un 8 de enero que lo encuentra la policía y Antonio le pide a su verdugo que cuando lo mate, lo entierre y a cambio, le prometió que curaría a su hijo que estaba enfermo.
Al ver cumplida la promesa, “su verdugo vuelve, coloca una cruz en la tumba de Antonio Gil y se convierte en el primer devoto del santo”, agregó.
Recordó la historia de la Difunta Correa, quien amamantó a su bebé en el desierto luego de morir. “Al niño lo encuentran y lo rescatan unos arrieros, que entierran a la difunta en el lugar en el que hoy está el santuario”, recordó.
Entre las ofrendas de los promeseros, dijo que hay vestidos de novia, cuadernos, los guantes del ex campeón de boxeo Carlos Monzón, una toalla de Sandro y destacó que la ofrenda más grande es un camión con acoplado de un promesero que tuvo un accidente.
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