El poder judicial de nuestro país, el menos democrático de los tres que establece la constitución nacional, es el único que no ha realizado una profunda autocritica institucional, aunque le debe demasiadas explicaciones a la sociedad.
Este presente tan cuestionable arroja muchos defectos viejos, su funcionamiento arrastra un pasado tóxico y es necesario recorrer nuestra historia para mostrar que lo de poder a los tres poderes para garantizar las libertades no ha funcionado casi nunca.
Los funcionarios más relevantes de este poder cobran sueldos extraordinarios y el resultado de su tarea desborda de irregularidades, este informe hará foco en la Corte Suprema de Justicia.