Oscar Cholo Gómez Castañón recibió en La Folklórica al Dúo Orellana Lucca.
Presentan el séptimo álbum del dúo santiagueño, Sendas, que muestra nuevas canciones. Con un tratamiento musical que respeta las ideas estéticas originales, los artistas ratifican los compromisos asumidos desde el inicio de su sólida trayectoria.
Así como Orellana Lucca reconoce las influencias de Jacinto Piedra y Peteco Carabajal, luego de más de veinte años de trayectoria muchos grupos contemporáneos ya los tienen a ellos como referentes. Entre sus logros más importantes están las consagraciones en Cosquín (2016) y Jesús María (2017), entre otras distinciones.
Desde los comienzos, el dúo sostiene las premisas: el compromiso con su provincia y con los derechos humanos. En las letras del repertorio están el paisaje y el hombre. “Nosotros tratamos de que lo que cantamos esté relacionado con lo que somos: personas simples, comprometidas con nuestro pago, de eso hablan nuestras canciones y seguiremos en esa línea”, comenta «Pelu» Lucca.
El disco se terminó de grabar en la primera semana de noviembre. Después vino el proceso de mezcla y masterización y se publicó en las plataformas digitales en el primer minuto del 24 de diciembre. “Una linda apuesta, con canciones nuevas, nuestras, algunas compartidas con otros autores, que queremos presentarles a la gente que nos viene siguiendo durante tantos años”, anuncia el guitarrista y cantor.
Con algunas instrumentaciones emparentadas estilísticamente con el rock, las búsquedas sonoras de Manuel Orellana y Rodolfo “Pelu” Lucca no se detienen. Sendas, tema que titula e inicia el disco, ofrece un novedoso arreglo con una base camarística. El trabajo del talentoso violinista santiagueño Pablo Farhat, al frente de un cuarteto de cuerdas, enriquece la composición de la chacarera escrita por Rodolfo Lucca.
Orellana demuestra nuevamente sus virtudes como melodista en Fiesta en mi pueblo, la chacarera cuya autoría comparte con Marcelo Mitre, otro creador santiagueño que enriquece la escena creativa de la provincia. En el tema, vuelve a destacarse la labor de Pablo Farhat.
Mi canto y tu danzar, encierra una mirada afectiva a la tierra y a los bailarines. La rítmica de este “gato sacherito” se acelera y se hace eficaz mediante la impecable labor del virtuoso Benito Serrano (bombo y percusión), pieza fundamental en el sonido del dúo. “Benito cada vez nos sorprende más, en los discos cuando entramos a grabar es increíble, con un tempo tremendo, no hay que editar nada de lo que hace. Felices de tenerlo, sería irremplazable. Con él y con Ale Cortez (bajista) hemos logrado un grupo bien amalgamado. Son 20 años de tocar juntos y ya nos conocemos bien”, explica Rodolfo.
La zamba Otoño y soledad presupone desafíos en el armado del tema. Las complejidades de Horacio Banegas, autor de la letra, implican justamente una búsqueda de la excelencia interpretativa. La participación de Marcela Morelo, de perfecta afinación, con el ensamble de voces logrado, deposita esta canción en el lote de futuros clásicos del repertorio.
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