Cerrar los medios públicos es la idea de Javier Milei que cae muy simpática a Juntos por el Cambio. El argumento, viniendo de quien viene, es ya demasiado previsible: los mantenemos con nuestros impuestos; que se financien con el mercado, la publicidad. El capitalismo desarrollado como el inglés, el italiano, el francés, el europeo en general tiene y mantiene sus medios públicos con recursos del Estado. Lo hacen porque saben que un país no es una empresa o un negocio con dos columnas, lo que entra y lo que sale, el debe y el haber.

Lejos de esta concepción tan pobre, tienen autoconciencia de Nación. Por lo tanto, de cultura nacional, de patrimonio cultural entendidos como vitales para la misma existencia y continuidad de un Estado – Nación. Y la clase dirigente de este capitalismo desarrollado y serio sabe algo tan obvio como lo es que para esto están los medios públicos y que el mercado está para otra cosa. El mercado, si de medios de comunicación hablamos, está para consolidar, promover la industria cultural que es otra cosa. Solo a una derecha tan bárbara en sentido sarmientino como la nuestra se le puede ocurrir cerrar los medios públicos.

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