El contrabajo es el más grande de los instrumentos de cuerda frotada de las orquestas sinfónicas o de cámara. Suele tener 4 cuerdas, aunque también los hay de cinco.
Algunos ven el origen del contrabajo en la viola da gamba contrabajo, más conocida como violone: se trata de la variante de tesitura más grave dentro de las violas da gamba. Tenía generalmente seis cuerdas y en su mango hay trastes hechos con cuerdas de tripa. De este instrumento ya hablaba Praetorius a inicios del siglo XVII en su tratado titulado Syntagma musicum.
Salvo contadas excepciones, el contrabajo no se establece como instrumento solista sino hasta el siglo XIX, de la mano de grandes virtuosos como Domenico Dragonetti y Giovanni Bottesini. Como curiosidad, vale destacar que el famoso quinteto "La trucha", de Franz Schubert, fue escrito para piano, violín, viola, cello y contrabajo, en lugar de la formación usual de piano y cuarteto de cuerdas (dos violines, viola y cello). Entre los nombres más destacados de la historia de la música que se formaron como contrabajistas está el compositor más relevante del Barroco checo, Jan Zelenka, y el director de orquesta indio Zubin Metha.
A modo de ilustración, escuchemos de Giovanni Bottesini el Concierto para contrabajo y orquesta Nº2 en si menor, por Hongyiu Thomas Lai en contrabajo y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, bajo la dirección de Andrew Grams.
Producción: Carlos Díaz Rocca