El saxofón es uno de los instrumentos musicales más jóvenes, especialmente si lo comparamos con la milenaria flauta o con la familia del violín. Hoy es más usual hallarlo en géneros populares como el jazz que dentro de una orquesta sinfónica.
El saxofón nació en la década de 1840, en París. Su nombre se debe a que su inventor fue Adolphe Sax, un fabricante belga de instrumentos además de clarinetista. Su objetivo era desarrollar un instrumento musical que combinara la potencia de los instrumentos de metal (como el trombón) con la movilidad y versatilidad de un instrumento de madera (como el clarinete o la flauta). El instrumento más cercano al saxofón es el clarinete, incluso por ser un instrumento de boquilla con lengüeta simple.
Los saxofones han sido construidos, desde sus inicios, con latón, a pesar de lo cual son considerados como instrumentos de madera. Si bien se suele asociar la palabra “saxofón” a una determinada forma que corresponde solo a algunos miembros de esta gran familia, como el saxofón alto o el tenor, tenemos desde el saxofón soprillo (el más agudo, recto y de unos 30 cm) hasta el más grave y grande, el saxofón contrabajo.
Los invitamos a escuchar pues, de Alexander Glazunov el Concierto para saxofón y orquesta en Mi bemol mayor, op. 109a, interpretado por la Orquesta Sinfónica de la Radio del Oeste de Alemania, bajo la dirección de Cristian Măcelaru.
Producción: Carlos Díaz Rocca