El papa Francisco reapareció en público el domingo, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, luego de haber superado una neumonía bilateral que lo mantuvo internado más de un mes en el hospital Gemelli de Roma.
El pontífice, de 88 años, se presentó de sorpresa ante los fieles al cierre de la misa del Jubileo dedicada a los enfermos.
"Buen domingo a todos, muchas gracias", dijo frente a la multitud, para después recorrer parte de la plaza impartiendo bendiciones.
Francisco avanzó en su silla de ruedas empujada por su enfermero y asesor sanitario hacia el centro de la plaza.
Como nadie esperaba su aparición, los fieles lo recibieron con emoción, aplausos y vítores “viva el Papa” de felicidad.
Después, en una homilía leída en su nombre, Francisco pidió no apartar de la sociedad a quienes padecen la enfermedad y agradeció "de corazón" las oraciones por su salud.
"Afrontar juntos el sufrimiento nos hace más humanos", subrayó Francisco en el texto.
La homilía fue leída por el arzobispo Rino Fisichella durante una misa que congregó en la Plaza de San Pedro a unas 20.000 personas entre pacientes, voluntarios y sanitarios que peregrinaron a Roma por el Jubileo.
"Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo", confesó en el texto el pontífice.
Y agregó: "No es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin pretender y sin rechazar, sin lamentar y sin desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos, abandonados y confiados en lo que todavía está por venir".
Francisco se encontraba en recuperación y aislado en su residencia vaticana desde el 23 de marzo, cuando salió del hospital Gemelli.
La delicada situación del papa, aunque mejora poco a poco según la Santa Sede, había hecho que esta cita del Jubileo dedicada a los enfermos de todo el mundo fuera especialmente esperada.
En el escrito, el papa aseguró que "la enfermedad es una de las pruebas más difíciles y duras de la vida", pero apuntó que "la habitación del hospital y el lecho de la enfermedad pueden ser lugares donde se escuche la voz del Señor".

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