El Papa Francisco recorría la Plaza de San Pedro en su papamóvil, el 8 de enero de 2014, cuando detuvo la marcha, señaló a un hombre entre la multitud y le dijo: “Vení, vení. Subí”. El elegido era un viejo conocido, un sacerdote oriundo de Misiones: el padre Fabián Báez.
"No tenía entradas y él me vio desde el fondo, me reconoce y me dijo que saltara la valla. Lo hice y fue hermoso. Yo lo conocía de hace mucho, fue una alegría muy grande ese encuentro con él", contó.
Baez expresó cuáles sentimientos deja la muerte de Francisco: "Nos deja un gran vacio en el mundo. Para quienes los quisimos es muy grande la pérdida, él era muy presente y tenía gestos. Aunque también deja un vacio al resto porque la de él, fue una voz muy fuerte y responsable".
Por último el entrevistado reflexionó acerca del mensaje del Papa: "El llamado a volvernos más pobres y más abiertos a los pobres. Estar cerca de la gente. Cuando habla de hacer lio, lo que dice es que la Iglesia salga a las calles y al mundo, que el amor de Jesús tiene que llegar a todos".

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