En contra de lo que la novedad podía dar a suponer, a la apertura del Teatro Colón, el 25 de mayo de 1908, le continuó cierta rutina y pocas sorpresas. Es que en el antiguo Teatro Colón, el que funcionaba frente a la Plaza de Mayo, y en los teatros Coliseo y Odeón, se habían montado muchas óperas que, ahora, en el nuevo Teatro, eran repuestas una vez más. En aquella temporada de 1908, sólo hubo dos hechos nuevos. El primero fue el estreno de Sigfrido, que, como era habitual en aquella época, fue cantada en italiano. El otro fue la primera presentación, también en italiano, de Aurora, la ópera de Héctor Panizza. El mayor interés histórico de la temporada del año 1909 fue el estreno de Boris Godunov, de Musorgski, nuevamente, en italiano, con Eugenio Giraldoni como protagonista. En 1910 se estrenó El oro del Rin, con un elenco todo italiano, y en ese mismo año tuvo lugar un verdadero acontecimiento: se representó Blanca de Beaulieu, de César Stiattesi, la primera ópera en ser cantada en castellano en el Colón. Como dato anecdótico, en Blanca de Beaulieu participó, en un papel menor, de la jovencísima y talentosa Conchita Supervía. En 1911, apenas unos meses después de su estreno en Nueva York, se hizo en el Colón La fanciulla del West, de Puccini. Y en 1912, Arturo Toscanini se instaló en Buenos Aires y dirigió 15 de las 17 óperas que se montaron ese año en el teatro de la calle Libertad. Increíblemente, después de la gran temporada de 1912, Toscanini habría de volver al Colón para dirigir conciertos sinfónicos pero nunca más para hacer una ópera.
El Teatro Colón (1908-1912)