El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea de Uruguay, con 40 pasajeros y 5 tripulantes a bordo, entre ellos el equipo uruguayo de Rugby del Old Christians, formado por alumnos del colegio uruguayo Stella Maris, se estrelló en un risco de la cordillera de los Andes a 3600 msnm, en territorio de la provincia de Mendoza.
Uno de los sobrevivientes, Carlos Páez Rodríguez, quien es conferencista y motivador, sostiene que “la fe, la pasión, el trabajo en equipo y la actitud, fueron la clave en el desenlace de la historia más increíble de supervivencia que el mundo ha presenciado hasta el momento”.
En diálogo con LV4 Nacional San Rafael recordó que ellos cayeron en la cordillera un viernes 13 y dejando de lado las supersticiones aseguró que para él “fue una suerte haber sobrevivido, en esta historia increíble de la que seguimos hablando 48 años después”.
“Ya no veo lo que pasó como una tragedia. Recuerdo a quienes quedaron en Los Andes, hoy envié un abrazo a los que volvimos y mi admiración a los descendientes, porque en definitiva lo que triunfó fue la vida. La vida siempre está llena de obstáculos, fijate en este momento el obstáculo gigantesco que estamos viviendo todos, pero como pasó en la cordillera, cuando al no, le dijimos que sí. Y ahora tenemos que hacer lo mismo. El ser humano puede hacer más cosas de las que imagina”.
Respecto de su experiencia, dijo que se trata de una historia increíble del ser humano, de la que cualquier persona pudo haber sido protagonista.
“Cumplí 18 años en la Cordillera, ni siquiera había sido Boy scouts, no sabía ni atarme los zapatos. Y de pronto me encontré a 4200 metros de altura, con temperaturas que llegaban a 37 grados bajo cero, como me decía hoy Juan Ulloa, uno de los arrieros; sin ropa y fuimos a protagonizar la incertidumbre más bestial durante 72 día. Pero el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación y eso es lo interesante de esta historia, de la cual yo mismo soy un apasionado”.
Ponderó la fuerza del grupo, que al compartir el dolor, lo debilitó. Y al compartir la alegría la hizo mayor.
Finalmente, Carlos Páez aseguró que San Rafael es un sitio muy especial para él, porque es pasada obligada cada vez que vuelven al lugar del accidente, cerca de El Sosneado.