“Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Así dice el grafiti mas conocido de la rebelión estudiantil con apoyo obrero y de todas las disidencias políticas francesas de 1968. La consigna sigue siendo valorada por el idealismo de esta pintada callejera. El realismo, en discusiones políticas argentinas, recomienda pretender solo lo posible. Pero esto solo es viable aspirando a lo que hoy es utópico. Aparecen convincentes las fundamentaciones de dos pensadores. Max Weber: “nunca se consigue lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez". Karl Liebknecht: pretender lo objetivamente imposible es política práctica en el más profundo sentido".
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