“Si no se toman medidas de acción concreta a tono con la gravedad creciente de la situación y si la gente no profundiza las medidas de responsabilidad social, el escenario que está generando la pandemia se volverá incontrolable”, advirtió el director del hospital San Martín de Paraná, Carlos Bantar.
El Ministerio de Salud de Entre Ríos viene siguiendo con preocupación el comportamiento de la pandemia a través del notorio crecimiento de casos que se vienen registrando en los últimos días en diversos lugares de la provincia.
Bantar dijo en ese sentido, “algo va a haber que hacer, sobre todo ante la situación de extrema complicación que se está profundizando y que se viene replicando de modo alarmante en distintos puntos del país”.
Producto de ello, la ministra de Salud de la provincia Sonia Velázquez está en constante comunicación con sus pares del resto del país, sobre la base de un estado de alerta emergente a tono con el importante crecimiento de casos. Del mismo modo, que la situación viene siendo monitoreada de modo permanente con el gobernador de la provincia, Gustavo Bordet.
Por otro lado, el observatorio del COES, previno en su momento. sobre la descomposición del comportamiento social que se venía visualizando sobre todo de jóvenes y de cierta franja de adultos también en lo que tiene que ver con participaciones en fiestas clandestinas con presencias multitudinarias.
Otro de los ejes de análisis, que se sumaron de modo casi reciente a las complicaciones ya existentes, tiene que ver con la apertura de la actividad turística con todo lo que ello implica. Y que hoy, tiene a las intendentes de las ciudades de visita masiva como las playeras en un alto estado de incertidumbre.
En realidad, en las reuniones multitudinarias y descontroladas no hay forma de cumplir ningún protocolo y ninguno resulta infalible, y esto es lo que fue dejando como experiencia el verano europeo que fue dando paso a la situación de gravedad que sufre por estos días. Y por la cual, quedó obligada la Europa toda, a tomar medidas muy duras como el toque de queda para frenar la segunda ola de contagios que hasta el momento resultó imparable.
Por otro lado –agregó Bantar- “Con lo q estamos viendo en las consultas de guardia en cuanto a la cantidad y sintomatología, es sencillo vaticinar como consecuencia, sobre las cifras de casos no detectados que existen . “Y lo peor aún –advirtió- es que, por lo que estamos observando, en los próximos días, varios de estos casos van a terminar en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI)”, y en consecuencia a presionar una vez más sobre el sistema sanitario”.
A propósito, el último informe de UTI registra que Paraná tiene un ocupación de camas del 66%. En tanto en la región I (Paraná, Victoria, La Paz, Nogoyá y Diamante) es de 60,48%, Región II (Federal, Federación, Feliciano, Concordia, Villaguay y San Salvador) 43,10%, Región III (Tala, Colón y Uruguay) 42,85 y Región IV (Gualeguay, Gualeguaychú e Islas) 57,44%. Finalmente el registro provincial registra un 53,50% de ocupación de camas.
Como conclusión, la situación se ha tornado verdaderamente alarmante y ello se denota además en un sinfín de particularidades adversas.
Por ejemplo, lo que se viene observando en este último tramo de la situación es que la gente demora inusitadamente en realizar la consulta médica cuando le aparecen síntomas muy lejano a lo que sucedía al principio de la pandemia cuando precisamente ante cualquier anormalidad que delatara el cuerpo era motivo de consulta.
Además, se han ido descuidando las medidas de autocuidado y no hay que ir más allá de un hecho absolutamente palpable como para graficar la situación de pleno: muchos han dejado de usar los barbijos y también el alcohol.
Otro de los hechos agravantes que se viene reiterando y que los médicos observan con preocupación, es que los infectados por el Covid, en general tienden a negar contactos estrechos con todo lo peligroso que ello implica.
Y finalmente también es dable poner a consideración lo desproporcionado de las responsabilidades de los actores sociales que desde sus distintos roles deberían ejercer, y no lo hacen. Sobre todo, cuando la escala de priorización, no se observa ajustada al orden lógico de sostener de modo riguroso el bienestar sanitario de la gente en su conjunto.
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