El Hotel Sheraton es símbolo de la opulencia argentina del siglo pasado y su reverso: juventudes políticas cuyas consignas postulaban su conversión en un hospital de niños. La reunión de AEA resignificó al mismo edificio en términos equivalentes. Adentro formadores de precios rieron de sus remarcaciones, afuera organizaciones sociales hablaron de alimentos inaccesibles y de ganancias desorbitadas.
Adentro se articuló el lenguaje de los propietarios, emprendedurismo versus populismo, 160 impuestos que no existen y otros ítems de la retórica del poder repetidos y amplificados por el periodismo que también les pertenece. La comida de la Patagonia que fue rebelde depende de Braun.
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