Naji Farah, es un ciudadano libanés que reside en Beirut, a unos 15 minutos del puerto, donde se produjo la fatal explosión que dejó al menos 100 muertos y miles de personas heridas. En diálogo con LV4 Nacional San Rafael contó que habla fluidamente en español, porque se siente atraído por nuestro país, al que conoce por ser la tierra natal de su abuela materna.

Farah nació en Birut y recuerda algunas explosiones durante la guerra en 1975, pero mencionó que la de ayer fue mucho más fuerte que las de aquel momento.

Respecto de la devastadora deflagración dijo que por el momento “la versión oficial es que explotó un depósito donde desde hace 6 años se almacenaban 2750 toneladas nitrato de amonio. Por un conflicto interno entre la Aduana y seguridad, no sabían cómo hacer para venderlo y finalmente el depósito estalló como a las 3, 10 de la tarde”.

Sobre las posibles causas de la explosión dijo que al menos hasta el momento se desconocen, pero hay testigos que aseguran haber visto aviones en el momento mismo de la explosión. Otras versiones señalan que se trataría de un accidente, debido a que un par de horas antes habían realizado tareas de reparación en la zona.

Por el momento el Primer Ministro ha solicitado un plazo de 48 horas para avanzar en la investigación de las causas. Farah aseguró que atraviesan un año muy complicado, teniendo en cuenta que el 17 de octubre de 2019 se inició una fortísima crisis económica en el país, que incluso impidió a las personas acceder a sus depósitos bancarios en dólares, situación agravada por la pandemia.

Hasta el momento han llegado al menos tres aviones hospitales  militares con asistencia  humanitaria. Francia también ha comprometido su ayuda, “pero hablan de millones de dólares para la reconstrucción, porque se dice que la fuerza de la explosión es la tercera de la que se tenga registro, después de las bombas atómicas en Japón. La fuerza de la explosión fue terrible. Se puede ver, por ejemplo en un radio de 15 km. como si hubiese habido una bomba cerca de cada edificio. Todo ha quedado destruido, pero creo que también gracias a Dios hubo milagros, porque si bien hubo muchos muertos, la fuerza de la explosión pudo haber causado muchas más”.

El puerto está en el centro de la ciudad y es paso obligado para trasladarse de un sector a otro de la ciudad y en el momento de la explosión, el tránsito era muy intenso.

Farah vio la explosión desde su casa que está ubicado a 6 km. del lugar. Comentó que la sensación fue como si hubiese habido un temblor, la onda llegó por vía terrestre y la segunda explosión fue mucho más fuerte que la primera.

A partir de la explosión y la consecuente cantidad de heridos, no han sido suficientes las camas, debido a que hay hospitales que quedaron destruidos. En virtud de ello han debido recurrir a centros asistenciales de otras regiones. Muchos jóvenes se han ofrecido como voluntarios y como donantes de sangre. Finalmente Farah se esperanzó en que la ayuda mundial les permita incluso mejorar y cambiar el sistema político del Líbano.