Bernardo Monteagudo, es quizás una figura de la historia argentina no tan conocida por el ciudadano común. Pero, fue él quien movió la primera pieza del dómino que culminaría en la Revolución de Mayo de 1810.
Oriundo de la provincia de Tucumán, nacido en 1789, hijo de un peluquero y de una mulata, igual que él. Sus padres invirtieron en la educación del joven Bernardo logrando que se convierta en un abogado con ideales, defendiendo a los humildes. Pero la historio lo ubicó en un lugar mucho más grande aún.
“¿Debe seguirse la suerte de España o resistir en América? Las Indias son un dominio personal del Rey de España, él está impedido de reinar. Las Indias deben gobernarse a sí mismas”. Con ese argumento escrito por Monteagudo, llamado “el silogismo de Chuquisaca”, se encendieron los ánimos revolucionarios que precipitaron en la argumentación de la Revolución de Mayo.
Defendió a Castelli, fundó la asociación patriótica, junto con San Martín derrocó al Triunvirato, fue auditor de guerra del Ejercito de los Andes, participó de la liberación del pueblo chileno, y redactó el acta de independencia de su país.
Luego, en un viaje a Lima, recibe una nota anónima con la leyenda “Monteagudo, de ésta no te desquitas”. Días después es atacado por dos personas, una de las cuales lo mata de una puñalada en el pecho.
Su muerte causó una gran conmoción. Los asesinos son detenidos y torturados, y confesarán, sólo bajo la condición de poder hablar personalmente a Simón Bolívar.
Poco se supo de la confesión de los acusados pero transcendió que se trató de un ajuste de cuentas que arregló Bolívar a espaldas de todos.
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