El espíritu de Carlos Padro Blaquier sigue vivo en otros cuerpos, nombres y apellidos. Es modelo de negocios que orienta a la gran burguesía argentina del presente. La receta desmiente lo que dice al dogma antiestatal del neoliberalismo. Las fortunas se amasan con y gracias al Estado.
Si es con dictaduras mejor porque, otra vez el Estado (en este caso a través de sus brazos armados) secuestra, tortura, mata y desaparece cualquier tipo de resistencia a la barbarie del capital. Blaquier no creía en las bondades del voto popular. Y tenía razón. La proscripción del peronismo permitió a su Ingenio Ledesma prosperar, devenir monopolio. Videla y Martínez de Hoz hicieron el resto. Los actuales dueños de la Argentina no necesitan de matanzas porque el mal ya fue hecho entre 1976 y 1983 y fue tan profundo y estructural que a 40 años de la democracia que dejaron no emergió una nueva generación sindical, política que impugne las bases de este poder. Blaquier sigue presente.
¿Dónde? Para conocer nombres y firmas de quienes mantienen altas sus banderas, sirve apelar a los avisos fúnebres de Clarín La Nación Mauricio Macri Horacio Rodríguez Larreta, Bulgheroni, Paolo Rocca, Techint, Hugo Sigman, Luis Pagani, Roemmers, Bagó, Daniel Funes de Rioja, Carlos Melconian, Luis Betnaza, Cristiano Rattazzi, Domingo Cavallo, Unión Industrial Argentina, Sociedad Rural Argentina, Círculo de Armas, Arcor, Consejo Empresario de América Latina (CEAL), entre otros.
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