Mientras no exista una vacuna o tratamiento preventivo, el coronavirus "va a seguir circulando y hay que estar preparados para escenarios con brotes que obliguen a cierres parciales", aseguró a Télam el infectólogo Pedro Cahn, quien sostuvo que si el 17 de julio se flexibiliza el aislamiento "no significa que sea el fin de la pandemia".
Asesor del Comité de Expertos del Ministerio de Salud y fundador y director científico de Fundación Huésped, Cahn dialogó con la agencia de noticias sobre el escenario actual en el país y el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), los futuros posibles, la importancia del rastreo de contactos estrechos y la posibilidad o no de saturación de las camas de terapia intensiva.
La entrevista completa
Télam: ¿Cuál es la situación de Argentina frente a la pandemia?
Pedro Cahn: Si se hace una mirada para adentro y se ignora lo que pasa en el resto del mundo, se podría decir que estamos preocupados porque tenemos una cantidad de casos y de fallecidos que son importantes para cada muerto y sus familiares y para el sistema de salud.
Ahora bien, cuando se mira lo que sucede en otros países, sobre todo en la región de América Latina, sin lugar a dudas estamos en un ramillete de países que está relativamente conservado frente a la pandemia junto a Uruguay o Paraguay con un escenario muy diferente al de Brasil, Chile, Ecuador o Perú.
T: Muchos especialistas mencionan el caso de Córdoba como un ejemplo en el manejo de la pandemia, ¿qué diferencia hubo entre esta provincia y el AMBA?
P.C: En primer lugar, Córdoba no tiene una megalópolis como es la región de AMBA; la ciudad de Córdoba capital y sus alrededores tienen un poco más de un millón y medio de habitantes mientras que en AMBA hay casi 14 millones de personas, pero además tampoco existe el entramado socioeconómico que tenemos en AMBA.
Más allá de esto, Córdoba armó en forma muy temprana un equipo de trabajo con gente de la Cruz Roja y del Ejército, no en su condición de fuerza represiva sino de trabajo civil para el rastreo, traslado de contactos y logística. Córdoba hizo, además, muchos testeos no sólo de los casos sospechosos sino de los contactos estrechos en forma muy temprana y también hizo cordones sanitarios, todo eso les permitió ir mitigando cada uno de los cuatro brotes importantes que tuvieron en las distintas localidades.
T: ¿En AMBA fue insuficiente el rastreo de contactos estrechos?
P.C: Con el diario del lunes, en la zona de AMBA uno puede pensar que la tarea intensiva de rastreo de contactos podría haberse implementado antes, también el Detectar se podría haber arrancado unos días previos. Pero como decía antes hay que entender la complejidad de esta región y también hay que pensar todos los actores que intervienen desde Nación, Provincia y cada municipio, al igual que sucede en toda Argentina al ser un país federal.
T: En AMBA hubo demoras de hasta cuatro días en la entrega del resultado de la prueba, ¿esto puede dificultar la tarea de rastreo de contactos?
P.C: No debería porque son dos cosas distintas. Para hacer rastreo de contactos estrechos vos no necesitás PCR (la prueba de diagnóstico), lo que necesitás es alguien que le pida al paciente que está siendo hisopado con quién estuvo las últimas 48 horas, y que llame a esas personas para pedirles que se aíslen hasta tanto esté el resultado de la prueba.
Es decir, el rastreo de contactos es una de las medidas sustanciales para controlar la pandemia y no estar corriendo detrás, y para eso creo yo que hay que rastrear a partir de los casos sospechosos, sin esperar la confirmación del diagnóstico.
En Provincia de Buenos Aires, en este momento se está haciendo rastreo de contactos a partir de casos sospechoso a través de un trabajo muy intenso de articulación con distintos organismos que incluye también a las universidades.
T: Con el escenario actual, ¿existe posibilidad de que se saturen las camas de terapia intensiva?
P.C: Existe la posibilidad si el aislamiento más estricto que estamos atravesando no se cumple o no da frutos. No nos olvidemos que los casos que vemos ahora internados son los que llevan más de 15 días infectados. Los más de 3.500 casos que vimos estos días no son producto de que está fracasando la cuarentena sino que son los que se infectaron hace diez o quince días. Entonces el impacto de estas últimas medidas deberíamos verlo a partir de la mitad de la semana que viene en adelante.
Con las muertes sucede lo mismo. Lo que estamos viendo es lo que pasaba con la pandemia hace tres o cuatro semanas. Esto implica que la cantidad de personas fallecidas va a seguir incrementándose aún cuando empiece a bajar el número de nuevos casos porque tiene un efecto más tardío.
T: ¿A cuánto se espera que baje la cantidad de nuevos casos por día cuando comiencen a impactar estas dos semanas de aislamiento?
PC: No te puedo decir una cantidad de casos, sí que la curva debería amesetarse y después empezar a descender y que si eso se mantuviera constante, es decir, que por varios días se tienen menos casos que el día anterior, entonces podríamos pensar que se pasó un pico.
T: Algunos especialistas evalúan como un escenario posible que haya fases intermitentes que vayan alternando períodos de aislamiento más estrictos seguidos de pequeñas aperturas, ¿cuál es su opinión?
P.C.:En ausencia de vacuna y de tratamiento que acorte el tiempo de contagiosidad de las personas o de medicación preventiva, es decir, que impida que las persona se enfermen, es muy probable que el coronavirus siga circulando, tal vez no en la magnitud que lo hace ahora.
Tal como estamos viendo que pasó en Israel, Estados Unidos, Alemania o en diferentes partes del mundo, es posible que tengamos brotes que nos obliguen a hacer cierres parciales; quizás se tiene un brote en una provincia y en ese lugar tenés que hacer un cierre por unos días; esto puede pasar una vez por mes, una vez por año, por semestre, sólo en invierno, no se sabe. Pero es un escenario para el que hay que estar preparado.
Que nadie crea que si el 17 de julio se flexibiliza el aislamiento es el fin de la pandemia.
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