El hincha argentino es muy particular. Puede llorar o faltar al aniversario de casado por su equipo preferido. Ver arrodillado una definición por penales frente al televisor. Hasta su ánimo de la semana puede cambiar según el resultado del club que ama incondicionalmente.

En la selección durante años pasó lo mismo. Pero en los últimos años eso fue deshaciéndose. Un poco por la falta de triunfos. Otro poco por la falta de caudillos. Carisma. O entrega.

Los hinchas saben que los jugadores del seleccionado no quieren perder. Pero igual lo ponen en duda. Y apenas se salva Lionel Messi de las críticas. Apenas...
Después que el "Papu" Gómez le pegó un rodillazo en la columna a Lucas Biglia, las redes sociales, muchas veces muy crueles, festejaron -en su mayoría- la posibilidad que el rubio mediocampista quede fuera del Mundial de Rusia.

Se pudo leer que el "Papu" con esto hizo más que Biglia en la selección. Que Gómez "se ganó" con esta acción un lugar en Rusia. Y una carrada de "agradecimientos" para el ex jugador de San Lorenzo.

Pese a lo especial que es el hincha argentino, ¿por qué se da esto?
Según mi punto de vista por dos razones...
Biglia es uno de los "símbolos" de esta selección que no ganó nada. Que patinó en tres finales. Pero el entrenador lo tiene como uno de sus favoritos e indiscutibles.

La otra va atada a la anterior. Sampaoli no cuenta con la simpatía del hincha en general. El desamor a esta selección es notorio. El equipo demuestra que no tiene una línea de juego definida. Y en esa falta de rebeldía, carisma, coraje que muestra el seleccionado, Biglia es "hombre de confianza" de Don Jorge.

Más allá de la falta, fuerte, por la que Gómez pidió perdón, el hincha ya eligió. Está del lado del "Papu".