Dentro de las actividades de la semana olímpica, este sábado se realizó una clínica deportiva de básquet formativo, coordinada por Fabio Demti.
La instancia contó con la participación de muchos profes y fue dictada en cuatro canchas de la ciudad.
El cierre se realizó en el Club Central Entrerriano donde se hizo entrega un recordatorio a todos los participantes y se realizó un reconocimiento especial a Fabio por su recorrido como DT, pero especialmente como padre de aquella gesta del ascenso a la Liga Nacional.
El presidente de Central, Francisco Claret, destacó el retorno del "entrenador de entrenadores".
En tanto, el periodista de básquet Hernán Rossi lo calificó como "Fabio Eterno" y lo recordó con estas sentidas palabras.
"No resulta sencillo asomar en tierra de gigantes. Es que, si repasamos la prolífica historia del baloncesto vernáculo, comprobaremos que estas latitudes han servido de escenario de grandes entrenadores en distintas versiones y facetas. Así, en un repaso rápido y seguramente injusto, nos vienen a la memoria nombres como los de Antonio Giusto, Jesús Legaria, Mario Florencio Rodríguez y Mario Arturo “Pichón” Viviani, entre tantos otros.
Por eso, por la valía y la historia de todos ellos, destacar a alguien en especial puede sonar ingrato, pero entendemos hoy que profundamente necesario.
No hablamos sólo de capacidades técnicas, ni de sistemas de juego, ni de ser mejor que otros. Sencillamente queremos destacar al ser humano y al profesional que creemos se ha ganado un lugar destacado que debe ser reconocido.
Simple, afectuoso, respetuoso, humilde, ha sabido llegar a la cabeza y al corazón de cada uno de sus dirigidos. Es portador de una personalidad rayana con la timidez, ajeno a los flashes que encandilan y confunden, y opositor acérrimo a los artificios que venden ilusiones sin sustento.
Forjador y formador de jugadores de inferiores, ha podido sostener una profusa trayectoria en la Liga Nacional, también ha estampado su nombre en el básquet internacional y llevó a la selección de Entre Ríos a ganar el más argentino de los campeonatos.
Pero, esencialmente ha escrito la página de gloria más grandiosa del básquet de estas latitudes. Fue el padre basquetbolístico de ese puñado de chicos que llevó a Central Entrerriano a la Liga Nacional superando un plantel repleto de figuras y desorbitantemente más caro. Y un par de años después, lo ubicó en la sexta posición del torneo en una participación sin precedentes y que imaginamos está muy lejos de siquiera repetirse.
Aún recordamos aquel 17 de mayo de 2003. Imposible olvidar aquella epopeya, a esos chiquilines vestidos de hombres y al orfebre de esa obra, que hoy homenajeamos.
Paradójicamente, aquella noche de la hazaña histórica lo encontró huyendo de los abrazos y los festejos desbordados. Las razones anidaban en un penoso trance familiar y en un gen esquivo a las grandilocuencias.
El homenaje multitudinario se ha hecho esperar. Incluso ni siquiera imaginamos como debiera ser para estar a la altura de aquella gesta. Pero cada hincha lo hace a menudo cada vez que rememora ese hecho. Cada basquetbolero lo hace en toda referencia a esa quijotada. Cada uno de nosotros lo hace cada vez que decidimos apegarnos a esos recuerdos que nos hacen felices ante cada presente aciago.
Sabemos que es imposible vivir de recuerdos, pero cómo hacer para vivir sin ellos.
Por todo esto, por cada lágrima de aquella noche, por cada abrazo fundido en llanto de esa gloria demorada, por cada entrenamiento con los chicos, por cada consejo amigo, por tanto recorrido por el mundo pero aun viviendo en cada uno de nosotros, te decimos ¡Muchas Gracias Fabio Demti! ¡Entrenador de entrenadores!"
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