Una amplia mayoría del pueblo chileno rechazó una nueva Constitución paritaria, inclusiva, con perspectiva de género, contemplativa de los pueblos originarios y sus derechos. Lecturas ya rutinarias hablan de la supremacía de la derecha en el control de medios de comunicación, de subjetividades colonizadas por el neoliberalismo.
Un conflicto cultural puede haber operado entre la propuesta y el activismo del Apruebo y las mayorías sociales chilenas. Ocurre que lo progresista no es popular o tan popular, y lo popular no es progresista o tan progresista. En Chile, otros países del mundo y Argentina. La clase trabajadora se reconoce en la cultura popular; las clases medias en lo progresista. Movimientos de liberaciones requieren (entre otras tareas) una alianza entre ambas y un reconocimiento o síntesis de sus respectivas culturas.
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