Desde este sábado, y hasta el 30 de octubre, se lleva adelante el Festival Escenario 2: Cine + Música, que por la pandemia puede disfrutarse a través de la plataforma Cont.ar.
Con una nutrida programación basada en las producciones audiovisuales sobre música, los contenidos de la edición se dividen en tres espacios: Sección Oficial, Rescates y Rarezas, y Homenajes. Además, se sumarán invitados especiales, entrevistas en vivo y encuentros online con directores, músicos y protagonistas de las películas.
“Poder instalar el género ya es una celebración para nosotros”, dijo Iván Wolovik en diálogo con Radio Nacional Córdoba, horas previas a la apertura del festival. “Este año lanzamos una convocatoria oficial y la respuesta fue muy grande, algo que nos sorprendió al comienzo y nos permitió armar una selección bastante polenta”, contó uno de los impulsores del espacio. “Además, pudimos trabajar en una serie de rescates y homenajes a partir de haber logrado ensamblar materiales nunca antes visto, en donde Córdoba tiene un protagonismo muy grande ya que además del homenaje central a Alcira Luengas se pudo trabajar en el rescate del archivo de Cinepress de Julio Seballi que recupera material inédito de Mercedes Sosa, Jorge Cafrune, Atahualpa Yupanqui, Sandro, Jairo y el Cuarteto Zupay”, describió Wolovik.
En total, estan disponible en la plataforma 18 películas documentales sobre las más diversas temática y géneros musicales como electrónica, hip hop, cuarteto, tango, candombe, rock, hardcore, trap, cumbia y punk, e incluirá estrenos y películas poco difundidas en el país, con la participación de obras de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y México.
Uno de los homenajes más esperados de segunda edición del festival se concentra alrededor de la cordobesa Alcira Luengas, la documentalista que en 1970 viajó desde Santa Fe hasta Buenos Aires para filmar su tesis de graduación.
Ese trabajo consistió en un registro de tres días completos junto a Almendra, cuya resultante incluye una charla en la mítica casa de Arribeños, una jornada de grabación en los estudios TNT y el registro del último concierto de la primera etapa de la banda, en el Teatro de Flores.
El resultado no solo le permitió recibirse en el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral. Aquellos veinte minutos, el retrato crudísimo de Almendra en su proceso de separación, se transformaron en el primer documental dedicado al rock argentino. Un título mayor. El nombre de Luengas, sin embargo, se perdió entre la niebla de los setenta y los grandes mitos de la contracultura. Como tantas cosas.
“Ese material ha sido un misterio muy grande a lo largo de mucho tiempo en el seno de mi familia”, dijo Julián Lona en diálogo con el programa Esto es un Montón. “Siempre nos preguntábamos en qué lugar habían quedado esas latas, sabíamos que existía material suelto en La Rioja y en Santa Fe, teníamos también algunas fotos, siempre fue un misterio muy grande”, dice el también director y realizador cinematográfico, uno de los sobrinos de Alcira.
“Personalmente, incluso, es un alivio muy grande empezar a encontrarle respuestas a tantas preguntas que andaban dando vueltas. Hay una parte del material que estaba subido a YouTube y nadie me sabía decir de dónde había salido todo eso. Entonces, para mi familia es algo muy emocionante porque este homenaje también nos permite poner en valor, públicamente, todo lo que fue y significó Alcira”, aseguró Lona.
Los rescates también incluyen una selección de obras importantes que se hallaban inconseguibles o circulaban en copias de poca calidad (Balada para un Kaiser Carablera, de Fernando Spiner; y Pajarito, de Pablo Sosa) y a su vez proponer una mirada atenta hacia la obra de artistas surgidos en los 90 (Suarez en el Konex y Los Brujos en Cemento) con la presentación de material especialmente producido para estrenar en Escenario 2 a los que se realizaron trabajos de restauración de imágenes y sonido para ofrecer la mejor calidad posible, y seguir aportando al patrimonio audiovisual nacional.
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Etiquetas: Esto es un montón, Festival Escenario, Iván Wolovik