El objetivo es contribuir al desarrollo de unidades de biorrefinería de pequeña escala integradas, capaces de procesar diferentes tipos de biomasa producida en reducidas zonas rurales y urbanas, tanto en Europa como en los países pertenecientes a CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe).

“Tenemos en cuenta la parte agropecuaria y también la parte de procesamiento y alimentos. Es una oportunidad para entrar en la economía circular en donde los insumos se vuelven a utilizar”, expresó Jorge Hilbert, especialista en Bioenergías del INTA.