Hace casi 30 años que Gabriel Credidio hace vida de circo. Tiene 43 y a los 14 se escapó de su casa para pasar las vacaciones entre animales, payasos y malabaristas.
-Fui payaso, locutor, representante… estuve con los animales. Al principio le lavaba el auto al dueño, vendía golosinas y le limpiaba la caca al elefante, ja, ja, ja, ja… Mi mamá me fue a buscar y hasta fue la Policía, pero mi mamá se rindió. Todo lo que se hace en el circo lo sé hacer. Tuve una buena escuela –cuenta el hoy encargado de las Relaciones Públicas de Cirque XXI.
Desde el 15 de marzo, junto a otras 49 personas, está en el Parque de Mayo. Tenían pensado iniciar las funciones por esos días, pero llegó el coronavirus.
En diálogo con Radio Nacional Bahía Blanca cuenta cómo son los días de un circo que no puede hacer funciones y que debe subsistir igual.
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