Ya sea por el temor traumático con cada nube oscura en el cielo, o por la permanente y cada vez más profunda precariedad en servicios públicos esenciales, lo cierto es que los habitantes de Comodoro Rivadavia y zona de influencia nos acostumbramos a vivir con sobresaltos y amenazas varias.
Esa pareció ser la sensación en los últimos días, cuando la restricción del bombeo del acueducto por problemas económicos de la SCPL.
El estado financiero de la Sociedad Cooperativa volvió a motivar enojos entre sus directivos y el gobierno provincial. En medio del cruce de acusaciones, una certeza quedó crudamente expuesta: la ciudad se encuentra en un alarmante estado de vulnerabilidad que, si bien se agravó por el último temporal, reconoce raíces lejanas y un efecto metástasis que hoy cuesta vislumbrar cómo se podrá contener o revertir.
La restricción del 30% del bombeo del acueducto por dificultades para adquirir elementos de potabilización es un hecho grave, pero requiere de algunas aclaraciones que deberían ser parte de un debate desapasionado y sin frases tribuneras de un lado y otro de la mesa: no sólo lo relacionado a las deudas que la institución reclama por más de 130 millones de pesos, la mayor parte de los cuales corresponde al Estado provincial, sino también por lo que respecta a los propios modos de administración de una entidad que atraviesa una crisis severa desde hace varios años.Si se observa la estructura de costos que la SCPL presentó para argumentar el reciente pedido de aumento de tarifas, surge que el ítem “Materiales para tratamiento y potabilización” representa menos del 5% del total.
En conferencia de prensa Tcharian explico la dura situacion de la SCPL.
Palabras de Tcharian a “Estación Alfa”: