Encuestas muestran puntos de ruptura no registrados en los últimos años entre electorado y dirigencias de todas las fuerzas partidarias. Una franja importante de la ciudadanía, según estos sondeos, siente que nadie la representa. Una explicación que se volvió habitual apela al discurso de “la antipolítica para interpretar a fenómenos que pueden ser mas complejos. Por ejemplo, no se debiera descartar que la ajenidad no sea con “la” política sino con “esta” política, que a su vez funciona en una estructura: “esta” democracia con lógicas mas parecidas a los mecanismos de la economía de mercado que a las requeridas por una voluntad popular habilitada para votar representantes y también sobre cuestiones trascendentes para la vida de un pueblo y una nación, como la deuda externa.
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