Rusia, 2018.
Día 6
Faquiu, Trump! , dijo. Yo lo vi. Pero como antes de entrar al Estadio Luzhnikí para asistir a la fiesta y el partido inaugural había visto también moverse el brazo de la imponente estatua de Lenin, tuve dudas. Duermo tres horas al día, posta. Me acuesto a las tres de la mañana, cuando ya comienza a clarear y me levanto con los ojos como el emoji ese que pones en el WhatsApp cuando no podes creer lo que te cuentan.
Ese mismo. Insisto, no miento. Son cuatro horas, no más. Sabia que en algún momento la falta de sueño iba a tener consecuencias. Dicen que te altera la percepción. Que tiene un efecto parecido al del consumo de alguna sustancia psicotropica. Debe ser. No sé. Lo cierto es que vi moverse el brazo de Lenin como si dijera “prensa es por allá”. O como si acusara a P.... de haber hecho algún negocio económico o político con la organización del mundial. La verdad es que P.... tiene menos fútbol que la revista Para Ti. Su deporte no es este. Su juego es otro. El estadio lo mando a construir Stalin en 1956. Se llamaba Lenin. Ahora Lenin dice que P.... lava. Esto del lavadero ya es una cuestión de Estado. Después les cuento porqué. Sigamos acá. Ya adentro del estadio, cuando terminó la fiesta y comenzaron los discursos comprendí que eso de dormir muy poco, en efecto tiene consecuencias. Porque yo lo escuché. Mejor dicho, lo vi. Se le estiraron los labios cuando lo dijo. Tenia una malévola sonrisa de Gioconda. Lo vi como si lo repitieran en cámara lenta para que en todo el mundo se observara claramente el momento en que pelaba la palabra de volea y la ponía, la embocaba, la colocaba, la penetraba por todos los medios y horadaba otra vez las redes sociales americanas. Es más, dijo dos veces " faquiu" con la intención de resaltar la intención. Como si repitiera "dunga/ dunga Trump !”
No hizo el gestito. Pero en ese momento mire para el lado del palco y vi cuando lo dijo. No podía creerlo. Esperaba que la repitieran una vez más, desde otro ángulo. Quería saber si el tipo estaba en posición prohibida o habilitado para conducir un país y hacer semejante provocación. Y, sí, estaba. Al parecer lo eligieron todos los "normales", el ciento cincuenta por ciento de la población. Solo los “ raritos” , una minoría perseguida, le da la espalda y se resiste a entregar el culo. Qué P....este, que poder. Tal vez por eso se atreve a tanto. Mira como se pone ahora.
Faquiu, faquiu Trump ! Vos y tu fútbol americano, faquiu! Vos y tu Súper Bowl y tú "gran tazón" , tu gran inodoro para tu gran trasero yanqui, faquiu, faquiu...mira lo que tengo, lo que me compré, la copa del mundo de una cosa que también se llama fútbol y se juega con los pies! Costó una moneda, pero ahora vienen todos a comer de mi mano y vos tenes que abrazarte al coreano para llamar la atención. Faquiu, Trump, faquiu...Vi como se le encendían las mejillas. Vi cómo, a su lado, el jeque, el capo de Arabia Saudita, le tomaba la fiebre, le pasaba la mano por la espalda y finalmente lograba sentarlo.
El discurso era en ruso, pero le leí los labios. Me quedé atónito. El ceño fruncido. ¿Escuché bien? ¿Leí bien? A mí alrededor la multitud seguía de joda. Pagan una fortuna para estar ahí, no le van a dar bola a uno que no duerme o anda a saber lo que se fumo. Todo lo que quieren es sacarse selfies con el estadio de fondo, comprar réplicas de una mascota pedorra, sombreros ridículos, remeras con el logotipo " auténtico" , tomar cerveza, comer salchichas, pintarse las mejillas, vestir la camiseta "original" y estar atentos a las pantallas del estadio para que te vean saludar. Es una multitud de Homeros Simpson molestos porque lo único que quieren es hacer la ola. “Woooawww”, se lamentan. Que les vas a preguntar? "Oh, sí , Trump, claro,¿de qué juega? "
Ya es medianoche, estamos de regreso en el hotel. Si les cuento a estos dos lo que aluciné en el estadio voy a ser motivo de conversación y de preocupación hasta el fin de la copa. Para colmo, no tuve mejor idea que salir de la ducha con una de las batas blancas que dejan en una bolsa de nailon. Son gruesas, enormes, tamaño rusos. Tres veces yo. El negro a Romero, el relator " caviar" , me vio salir del baño , pelo blanco, envuelto hasta el cuello, arrastrando bata como si fuera la cola de un vestido y contra lo que yo pensaba, que era el único cordobés sin ese humor espontáneo que los distingue, definió de primera: "guaso, sos la esperanza blanca de este equipo"
Bajo la ducha lavé medias, remeras y demás, como cada noche. Pero ya sin el entusiasmo inicial, cuando me compré el jabón indicado y todo. Hasta hace un par de días fregaba la prenda entera, remeras, calzoncillos, ahora voy directo a las axilas y a dónde huele mal. El tema del lavadero ya es una cuestión de Estado. Se habla en el desayuno como si anduviéramos a la búsqueda de algún merca prohibida. ¿Conseguiste? No.¿vos?. Me dijeron que allá, pasando esas cadenas de edificios, hay. ¿ Cómo te ubicas ? Es una puerta gris.¿ Hay algún cartel? Si, uno colombiano.
Ya inauguré, ya conté , ya grabé audios, ya filme vídeos, ya escribí, , ya vine, ya comí, ya lave, ya lavó P....Ya es de día otra vez y esto recién comienza.
Etiquetas: Carlos Ares, mundial, Rusia 2018