“Más de la mitad de las personas, no desayuna. Esto se nota en los colegios, donde los chicos se duermen por falta de azúcar. No tenemos la cultura del desayuno y eso hace que nos falte energía para que el cerebro funciones. El desayuno debe contener lácteos: yogurt, leche, queso. También hacen falta las harinas: está bien que a la mañana comamos un bollito de pan, unas galletas. Y es bueno incorporar, aunque sea de a poco, el hábito de una fruta.

Comer equilibrado hace varios años que es caro. Hace varios años que venimos desmejorando nuestra dieta por lo económico y por el gusto de comer alimentos procesados. Estos alimentos procesados o pre procesados generalmente tienen conservantes que no son tan favorables para la salud. También tiene que ver con la falta de tiempo.
Hay alimentos que son para todas las edades y otros indispensables para determinados grupos etarios. Los lácteos por ejemplo, son necesarios en todos los grupos etarios, teniendo en cuenta las necesidades sobre todo de personas mayores, pueden ser versiones deslactosadas o descremadas, pero la leche es un alimento vital.
Tenemos que volver por ejemplo a los guisos. Las raciones de comida de los programas alimentarios, se elaboran con presupuestos reducidos. Hay poca variedad. Uno de los mayores déficit es el consumo de frutas y verduras. Estamos muy por debajo del consumo indicado de 3 o 4 frutas diarias. Se debe organizar la compra de alimentos y planificar
las comidas. Los programas sociales no son suficientes, pero ayudan.
Hoy cocinar un plato con carne, cereales y verduras, cuesta alrededor de 30 pesos por plato. Si agregamos arroz o legumbres, se reduce el costo.
No hay que demonizar los alimentos. Dejemos lo prohibitivo. Podemos comer de todo. Debe ser variado."

María Daniela Defagó,  Licenciada en Nutrición y Doctora en Ciencias de la Salud. Docente-investigadora de la Escuela de Nutrición de la UNC.