Se cumplieron diez años de la sanción de la Ley de Identidad de Género, un avance central en el reconocimiento de las identidades de las personas transgénero, travestis y transexuales en Argentina. “Celebramos diez años de esta ley tan importante, pero lo más importante de todo esto es también es recordar a Luana Berkins, a Diana (Sacayán), a Claudia (Baudracco). Nuestras compañeras que tanto hicieron por nuestro colectivo y lucharon tanto para esto”, señala Sandra Igor referente en Bariloche del colectivo LGTBIQ.

En efecto la Ley N° 26.743 llevó largos años de lucha por parte de las organizaciones trans en el país. “Es importante pensar todos aquellos momentos vivido antes de la ley de identidad de género- plantea Luisa Paz, delegada del INADI en Santiago del Estero- todos aquellos momentos violentos, difíciles de mucha violencia que incluso para nosotras, para las personas trans, para las mujeres trans, travestis”. Y afirma que la verdadera democracia para el movimiento trans se dio a partir de la conquista de la ley de identidad de género.

¿Cómo era la situación antes de su sanción? Muchas personas soñaban con tener su nombre y género en su dni y partida de nacimiento. “Nosotros solamente éramos travestis. Y hoy gracias a ley, soy Luana Salvá, puedo tener una identidad con que identificarme, la sociedad puede nombrarme, puede llamarme y respetar como yo me autopercibo”, comenta Luana Salvá referente en CABA de la reparación e indemnización histórica para las travestis-transmayores de 40 años.

A su vez debían pasar por procesos judiciales para acceder a las operaciones o tratamientos de reemplazo hormonal, y eran expultadas y violentadas por diversas instituciones estatales. Por eso Luisa Paz sostiene que ha sido un cambio rotundo, pero que no ha sido un proceso fácil. “Y no lo va a hacer teniendo en cuenta que la Argentina fue el la principal como estado, fue la principal generadora de estas violencias que sufrimos la comunidad trans desde hace mucho tiempo”. Revertir esa situación, el trabajo articulado y en conjunto entre estas instituciones y el movimiento LGTBIQ ha sido uno de los mayores logros.

Pero la lucha sigue en pie.  “Celebrar, sí, celebrar- dice Sandra- celebrar para las más jóvenes, el derecho al trabajo, al estudio. Para nosotras las adultas trans seguimos para que el Estado nos repare y nos reconozca lo antes posible la inclusión, la seguridad, la social y ser dignas de una jubilación y a la salud”. La semana que viene mujeres travesti-trans mayores de cuarenta autoconvocadas se movilizarán por una reparación e indemnización histórica. La defensa por los derechos, es una lucha infinita.

Lic. Inka Von Linden - Columnista especializada en Genero

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