En un acto que significó vivir infinitas emociones, y que tiene como único objetivo el de reconocer su trayectoria y su labor, María José Sanz (Diputada Provincial UCR FCM) y Gisela Caballero (Concejal UCR FCM), junto a sus equipos de trabajo, entregaron distinciones a mujeres sanrafaelinas destacadas, luchadoras incansables que son ejemplos de vida en distintos ámbitos.
Son mujeres que enorgullecen como tantas otras. Y este reconocimiento es también celebrar la pasión con la que se entregan a cada una de las actividades que desarrollan, es valorar su esfuerzo y su sacrificio, su fe y su esperanza de lograr un mundo mejor, y es aprender de cada una de ellas.
El primer reconocimiento fue para Paula Moschela, una joven deportista de tan sólo 20 años, que sueña con ser neurocirujana. Paula, en 2013 enfrentó el enorme desafío del Pentatlón con su “mountain bike”, y lo repitió este año, siendo la ganadora, pero que trascendió las fronteras de San Rafael al participar en pentatlones en la provincia de San Juan y en dos campeonatos sudamericanos, uno en Colombia y otro en San Juan.
Luchar por el bienestar de su lugar en el mundo es el objetivo de Sandra Marina Salinas, otra de las mujeres destacadas. Sandra participó en la creación de la Comisaría de Cuadro Nacional, organizó a la comunidad educativa de la Escuela Secundina Quiroga de Calderón para reparar la estructura edilicia, pedir y gestionar luminarias y limpieza para las calles de la zona ha sido otra de sus iniciativas, también se debe reconocer su activa y decidida colaboración para el Registro Civil del distrito y la planta de tratamientos de líquidos cloacales.
Gladys Fanny Giménez recibió esta distinción por su gran militancia en la Unión Cívica Radical. Una mujer solidaria que organiza a sus vecinos para juntar ropa o leche o fruta o calzado y entregarla sin otro interés que la solidaridad, y ha sabido combinar, el arte de ser amiga de sus amigos, vecina de sus vecinos, radical entre quienes pretendemos vivir en democracia, nos identifica como mujer comprometida con la vida, con las convicciones, con el accionar de cada jornada y enseña la pequeña gran lección: servir para vivir, vivir para servir.
En Real del Padre, existe “La Colonia”, un espacio para la rehabilitación y atención de capacidades diferentes. Fue creado en 1992, por un pequeño grupo de maestras “jubiladas” quienes decidieron seguir siendo protagonistas del amor, nucleando a niños, jóvenes y adultos con capacidades diferentes y ayer recibieron también una distinción. Subsisten gracias al apoyo de los vecinos que comprendieron el valor de esa tarea, ya que no reciben aportes de ningún ente estatal. Y ocupan, en virtud de esa generosa colaboración vecinal, su espacio propio. Su objetivo es habilitar allí un “centro de día” para la atención de la salud de muchas de las personas con capacidades diferentes que habitan Real del Padre. Este grupo está conformado por Raquel Barotto, Elsa Cebadera, Margarita Van der Mey, Amelia Barré, Yolanda Villafañe, Margarita Modón y desde el recuerdo permanente, la tarea de Nélida Marchionni y Nélida Funes (Nely).
Sara Rosales, otra de las mujeres destacadas, junto a su esposo Víctor, enseñan y difunden la palabra y el ejemplo cristiano. Sara, silenciosamente, ha logrado tejer un sólido lienzo que se compone de campañas solidarias, de reunión de tarros de pinturas, pinceles, materiales diversos para recomponer viviendas o dejar la señal más clara de amor por los demás en la Sala de Pediatría del Hospital Schestakow, o en comunidades rurales cuyas escuelas nuclean más que vidas, o entre los oscuros muros donde habitan quienes equivocaron sus pasos y debieron enfrentar juicio y condena. Esta conjunción de actos, de momentos, de inteligencia y esencialmente amor lograron el reconocimiento para esta incansable mujer.
Otra de las mujeres distinguidas fue Elena Zapata (Chary), mamá de Graciela Beatriz, nacida en la ex Clínica San Roque, nacida el 26 de abril de 1980, y a quien dieron por fallecida el día siguiente. Elena, sin creer lo que había sucedido, decide emprender una lucha en búsqueda de su hija, arrebatada de sus brazos. Una lucha que aún continua, atravesando difíciles momentos. Una lucha que continúa con una misma fuerza y profunda fe, buscando a Graciela.
Entre 1956 y 1957, nuestro país sufrió una epidemia de poliomielitis. Más de seis mil fueron las víctimas que sufrieron el embate de tan mortal enfermedad. A raíz de ello nació el Instituto de Rehabilitación del Inválido Sanrafaelino, I.R.I.S., con una tarea inconmensurable de muchos que ya no están y de otros, que pueden compartir desde su memoria, aquellas jornadas.
Noemí Gargantini, tomó a la institución como su segunda casa, y junto a otras señoras, Blanca y Raquel fueron protagonistas en generar este espacio, de organizar jornadas, buscar profesionales, pedir a las autoridades y solucionar alguna reparación o solamente brindar una caricia primero a los afectados por la polio, y después a los muchos chicos que con sus capacidades disminuidas fueron integrándose.
Antonella Lorenzo recibió una distinción por su trayectoria como actriz. Sus comienzos fueron con las Hermanas Gómez, aquí en San Rafael. Hoy, es una gran actriz, que comparte luces y aplausos con renombrados actores de nivel nacional.
Continúa perfeccionando su estilo, su formación, su decisión de ser dueña de historias a las que le pone el cuerpo, el sentimiento y la voz.
María del Carmen Elvira es buscadora de tesoros. Educadora, eligió la biología y fue docente en el Colegio Maristas y continuó su tarea en una escuela dependiente de esa misma institución, inserto en una comunidad difícil, pero el hecho de buscar valores encontró valiosos seres humanos, habitantes de la Isla del Río Diamante que hoy son grandes profesionales a los que ayudó permanentemente en busca de este camino. Por ejemplo, Antonia Gutiérrez, hoy profesional de la medicina, quien siempre manifestó querer serlo, y gracias a la lucha de María del Carmen, se trasladó a Cuba para seguir estudios y lo logró.
Erika Pesce, es un ejemplo de superación. Por ello este reconocimiento. Erika nació con una disfunción que la hizo distinta, pero sus papás Justo y Marta pusieron alma y vida para que la más pequeña pudiera caminar por la vida valiéndose por sí misma, sabiendo de dificultades y premios. Erika hoy diseña sus artesanías, dispone de su propio espacio en el ámbito de los artesanos y es un ejemplo de tesón y voluntad.
Nury Grosso, llegó a San Rafael en 1972, y fue la primera pediatra, luego de cursar en la Universidad Nacional de Córdoba. Trabajo en el Hospital Schestakow, ad honorem, durante 18 años con guardias pasivas, en la Dirección del Menor asistiendo a los niños de los hogares, en el Hospital Español, en la Policlínica, AMEE y en todo lugar donde fuera necesario un pediatra (a veces no solo atendía niños ya que la emergencia es impostergable).
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