ENTREVISTA A NORBERTO MADURGA TODO CON AFECTO

El Boca "atípico y sin gracia" que dio la vuelta en el Monumental

Norberto Madurga es, quizás, el autor de dos de los goles más importantes de la historia de Boca Juniors, pero su camino en el fútbol comenzó muy lejos del club de La Ribera.

A los 16 años fichó para Racing, pero no fue tenido en cuenta por el entrenador. Jugando en la Iglesia de San Cayetano, Bernardo Gandulla lo captó y lo llevó a Atlanta. Tras dos años en el Bohemio fue comprado por el Xeneize, donde tuvo la tarea de reemplazar a Antonio Rattín.

Durante los cinco años en Boca ganó tres títulos, pero, el más recordado, es el Torneo Nacional de 1969. En la última fecha del campeonato, Boca y River se disputaban el título en el Monumental. Con dos goles del "Muñeco", Boca se consagró campeón y dio la primera y única vuelta olímpica en el estadio del rival de toda la vida.

Madurga y el título del 69: "Los hinchas de River nos aplaudían ...

"Fue un Boca atípico, medio sin gracia. Boca siempre se caracterizó siempre por la garra, la fuerza, la lucha, y en ese equipo se dio la conjunción de que la mayoría de los jugadores tenían una gran técnica y un técnico que pudo plasmar lo que tenía en la cabeza", recuerda Madurga, en diálogo con Todo con afecto.

Y sobre Alfredo Di Stéfano, el "Muñeco" cuenta cómo era el trato con la leyenda del fútbol europeo, recordada, también, por su mal carácter. "Me llevé bien con Di Stéfano. La confianza que depositó en muchos de nosotros se vio retribuida. Era gruñón, pero la figura del equipo era él, triunfador en todo el mundo. Un perro que amaga pero que, en el fondo, no mordía", dice.

Después de su paso por Boca, el ex mediocampista fue traspasado a Palmeiras, donde también dejó su marca. Cabe destacar que es el primer futbolista argentino en ser campeón en Brasil.

Sin embargo, decidió volver porque extrañaba la Argentina -"extrañaba tanto que escribía cuatro o cinco cartas por día"-. Estuvo un año y medio parado, aunque Palmeiras le seguía pagando el sueldo, confiado en que regresaría. Le ofrecieron volver, jugar en Europa, pero el Muñeco no quería abandonar su patria. "Quizás la experiencia me demostró que estuve equivocado", reflexiona.

Fue a Banfield, pero su mala relación con el entrenador le puso fin a su paso por el club del sur y pasó un par de años en ligas del interior.

Finalmente, emigró a Uruguay, a Cerro de Montevideo, donde jugó el último año de su carrera: "Al final de mi carrera, tuve la fortuna de anda bien y dejar un buen recuerdo como futbolista".