Los tiempos preelectorales tienen o pueden tener “efecto colateral positivo” que va mas allá de la elección en sí. Aportan o pueden aportar intensidad a la democracia porque politizan la conversación en espacios públicos y también privados, en familias, grupos de amigos. Discutir si votar o no votar; discutir Milei sí – Milei no- , tiene un valor en sí mismo, mas allá del resultado. Quiero decir, esa discusión vale más allá de lo que los interlocutores finalmente hagan. “Votar sí o votar no” lleva a una discusión sobre qué es, qué queremos que sea la democracia. “Milei sí Milei no” lleva a discutir, conversar sobre los límites humanos, humanitarios que debiera tener cualquier proyecto político. En tiempos preelectorales el ambiente se politiza, es decir, la política se democratiza, siempre y cuando la política no sea reducida a lo que se llama rosca. Alguna vez nos referimos a esto. Decimos algo más después de ver de qué manera los programas políticos de televisión, el periodismo, la discusión en redes, reduce política a rosca, que tiene sus fundamentos, es necesaria. Pero “en su medida y armoniosamente”, como dijo un tres veces Presidente argentino.
El problema, dice uno, es que desde hace muchos años toda la política es rosca. La política es sinónimo de rosca. La militancia, pueblo en las calles no desempeñan ninguna función u ocupan un lugar secundario, el lugar del coro. La acción pasa exclusivamente en bares, oficinas, donde se “rosquea”. El sujeto de la rosca es el político profesional experto en el oficio de tejer acuerdos internos y con adversarios políticos. Es el oficio de los armadores. También se los llama “operadores”. Una socióloga, Mariana Gené, la llama “política con minúsculas” en un sentido no despectivo sino descriptivo. Fundamenta por qué, esta política con minúsculas es necesaria para la política “con mayúsculas. Los acuerdos, negociaciones, armados, (política con minúsculas) son necesarios para sostener una gobernabilidad y también para lograr la viabilidad de proyectos políticos conservadores o que se proponen alguna transformación. Gené dice que la política con minúsculas hace en gran medida posible esas grandes decisiones, esos grandes cambios de rumbo que la política con mayúsculas se propone.La política de los grandes proyectos y la rosca se necesitan mutuamente. La política reducida a ideología, sin anclajes en partidos, frentes, alianzas, coaliciones, acuerdos parlamentarios, sin alguna dosis de rosca, es ineficaz.Pero la rosca sin ideología, desprendida de la política en un sentido intenso de la política y de lo político, solo sirve para ganar elecciones. Esa es una rosca que solo busca cargos, lugares en listas, acuerdos parlamentarios para cualquier política. Por ejemplo. Carlos Corach, ministro del interior de Carlos Menem, es considerado por sus pares operadores como “el maestro” de la rosca política. El plan de Cavallo hubiese sido imposible sin los acuerdos tejidos por Corach. Con esto quiero decir que la rosca sirve, básicamente, para proyectos reaccionarios y/o que conserven el presente. Proyectos de transformación también necesitan de una dosis de rosca. Pero en estos casos, proyectos populares de transformación estructural, lo importante pasa por otro lado. Si el sujeto de la rosca es el político profesional, el operador, el sujeto de la política “con mayúsculas” es el pueblo o clases y sectores populares.
Y si centramos la mirada exclusivamente en los tejes y manejes de los políticos, no entendemos a la política. Argumento con ejemplos históricos. Néstor Kirchner Presidente y el kirchnerismo ¿fueron posible gracias a roscas entre operadores santacruceños y Duhalde o por el 2001? Mi respuesta, por diciembre del 2001. ¿Perón y el peronismo fueron posibles por roscas de militares del GOU, los que habían hecho el golpe de 1943 o por el 17 de octubre de 1945. Acá, me parece, la respuesta es fácil y menos discutible. El sujeto de la democracia que cumple 40 años no es el pueblo, no es un bloque de clases trabajadoras, clases medias, clases populares en general. El sujeto de la democracia que cumple 40 es el político profesional y su principal auxiliar que es el operador político. A los mejor esta es una (una, no “la”) causa del descreimiento que se expresa en abstención y votos en blanco. A los poderes establecidos les resulta fácil influir en políticos profesionales y operadores políticos ajenos a sentires, necesidades y acciones populares. Les resulta difícil si no imposible hacerlo con multitudes como las de diciembre de 2001 o las del 17 de octubre de 1945. Por este motivo lo que quise decir es que la política limitada a los acuerdos que se tejen en bares, en oficinas, solo sirven para proyectos conservadores o que repitan lo existente. Y que esta mirada tan restringida ni si quiera nos permite entender la política. Por lo tanto, tampoco transformarla.
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