En un predio de la calle Tulio Angrimán, emprendedores sanrafaelinos están desarrollando un cultivo experimental de “Ricino”.
La iniciativa comenzó en noviembre con apoyo de la Incubadora de Empresas Génesis, y hoy se pueden ver las plantas con una altura considerable. De las mismas se obtiene una semilla para la producción de aceite.
“Representa una gran oportunidad para el desarrollo local”, expresaron desde “Génesis” sobre la propuesta. El ricino tiene un mercado internacional creciente y se puede utilizar con fines medicinales, de cosmética, sustitución de petróleo en plástico, lubricantes, entre otros.
LA PLANTA
Es un arbusto de tallo grande y leñoso, hueco que, al igual que los peciolos, nervios e incluso las propias hojas en algunas variedades, puede tomar un color púrpura oscuro y suele estar cubierto de un polvillo blanco, semejante a la cera. Las hojas son muy grandes, de nervación palmeada y hendidas de 5 a 9 lóbulos, de bordes irregularmente dentados; las hojas son alternas, con peciolo muy largo, unido por su parte inferior.
El aceite de ricino, obtenido por prensado de las semillas y calentado para destruir la ricina, es uno de los purgantes más reputados, debiéndose su acción al ácido ricinoleico; aunque tiene el inconveniente de su desagradable sabor. En la actualidad encuentra aplicaciones en la industria de pinturas y barnices, así como para la fabricación de lubricantes y líquidos para frenos.