Visitó a Oscar Gómez Castañón y recordó sus inicios en el canto, cuando sólo tenía 15 años.
Enrique dijo que siempre fue admiradora de Antonio Tormo y que cuando lo conoció, “sentí que abrazaba a Dios”. “Era un hombre sencillo, así como cantaba”, lo describió.
Aseguró que el timbre de su voz fue natural, pero recordó que cuando vino a cantar con los Hermanos Abrodos, sentía que se le cansaba por la cantidad de actuaciones.
Fue allí, recordó Enrique, que lo mandaron a un profesor de canto y a una foniatra para ejercitarse.
Por otra parte, admitió las dificultades que sufrió para adaptarse a la Capital Federal, ya que en su ciudad natal, le gustaba compartir guitarreadas en el boliche con los amigos.
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