Fito Páez cumple 60 años. Su militancia juvenil mas o menos orgánica se expresó en canciones. Transcurrieron los ’90 y se situó “al lado del camino porque –podemos suponer- esos “tiempos egoístas y mezquinos” lo desafectaron de cualquier ismo. Dijo que “no es bueno nunca hacerse de enemigos que no estén a la altura del conflicto”.
Proponemos a esta advertencia como vigente. ¿En contra de qué, quiénes debieran estar orientadas las energías políticas? ¿Qué enemigos del pueblo sí están a la altura del conflicto? ¿El partido judicial, los medios llamados hegemónicos, el patriarcado, el lawfare, Magneto? Sugerimos que no; que se debe precisar la mira. La relación amigo-enemigo supone una disyunción que se resuelve con la derrota de uno de los polos de la oposición.
La victoria del otro es política y –en momentos de mayor dramatización del antagonismo- también militar. Como ocurrió a partir del 24 de marzo de 1976. La victoria de ese enemigo nos sigue gobernando y las podemos llamar clases dominantes argentinas. Se las combate y derrota desarticulando las bases económicas e institucionales de su poder. Esta es la guerra que demanda de infanterías militantes. Las otras simulan serlo pero no lo son. Solo “rondan por siniestros ministerios”, es lo que quisimos decir a propósito de Fito, que cumple 60.
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