Jorge Giles, escritor y ex preso político entre los años 1976 al 1983, testigo de la causa de la Masacre de Belén, diálogo con Radio Nacional LT 12, en el programa NotiRadial con la conducción de Mario Chiappa, recordó lo vivido en la durante los años de la última dictadura cívico militar. El 13 de diciembre de 1976 las Fuerzas Armadas junto con la Policía de Chaco y el Poder Judicial, tras la masacre, quisieron hacer pasar un fusilamiento masivo como un “enfrentamiento con subversivos”.
En la mañana del 13 de diciembre de 1976, los chaqueños se despertaron escuchando en la radio un comunicado de la VII Brigada de Infantería: “…siendo aproximadamente las 4,45 horas del día 13 de diciembre una columna que transportaba detenidos subversivos hacia Formosa fue atacada por una banda armada en la ruta Nacional N° 11, próximo a la localidad chaqueña de Margarita Belén. Tres delincuentes subversivos fueron abatidos en el enfrentamiento producido, logrando escapar los restantes; aprovechando la confusión y la oscuridad.
Dos integrantes de la custodia resultaron heridos. Fuerzas combinadas de Ejército, Gendarmería Nacional y Policía Provincial, operan intensamente en la zona para lograr la detención de los prófugos”. El mensaje que había sido trasmitido por todos los medios de comunicación finalizaba pidiéndole a la población que: “…colabore con las fuerzas del orden proporcionándole cualquier información que facilite la localización de los delincuentes subversivos…”
En la matanza conocida como “la masacre de Margarita Belén” se repitió la operación: se trasladarían más de una decena de detenidos de la Unidad Penitenciaria 7 (U7) y del Regimiento de Infantería 1(UR1), de Resistencia a la cárcel de Formosa. A 21 kilómetros de la allí, según el discurso oficial, se produjo un enfrentamiento con miembros de alguna organización armada dejando un saldo total de 22 muertos, entre ellos todos los prisioneros trasladados y los supuestos guerrilleros.
Los presos políticos de aquellos años, es decir, quiénes habían sido blanqueados durante la puesta en marcha del plan genocida de la última dictadura militar sabían que “traslado” en muchos casos significaba la muerte, sobre todo cuando se realizaban en altas horas de la noche o cuando cambiaban los movimientos en la prisión. Así lo hicieron saber los hombres y mujeres que se presentaron como testigos en el juicio por la Masacre de Margarita Belén que finalizó en 2011.