Luis Bremer entrevistó a Hernán Sotero González, Ingeniero civil sobre el hallazgo de un submarino hundido en las cercanías de Necochea.
Aseguró que además de la certificación de que se trata de una nave alemana (especialmente por el hallazgo de lo que sería el periscopio) y por las dimensiones (unos 80 metros de largo por unos 10 de ancho), pero con otro elemento sorpresivo: los hierros retorcidos encontrados hablarían de que el submarino fue detonado.
En este sentido, una información que no había trascendido sobre el hallazgo, trazó la hipótesis de que se habrían instalado dos cabezas de torpedos con temporizador para que una vez evacuado, se produjo el descenso controlado (sin tripulación) hasta el fondo del mar, adonde explotó.
Esta mecánica, indicó, se relaciona con otras similares desarrolladas en los manuales bélicos adonde se recomienda la destrucción de la tecnología antes de que ésta caiga en manos enemigas.
También el especialista dio a conocer otros detalles sobre la región costera adonde se encontró la nave (frente a las costas del océano Atlántico, en cercanías de Quequén, la localidad pegada a Necochea) y especialmente reflotó las historias sobre desembarcos en esa zona de jerarcas del partido Nazi, que huyeron al concluir la Segunda Guerra Mundial.
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