Además de las fuentes de agua, se propone valorar las infraestructuras hidráulicas: almacenamiento, tratamiento y suministro; los servicios relacionados: agua potable, saneamiento y servicios de salud; insumo para la producción y la actividad socioeconómica: alimentación y agricultura, energía e industria, empresas, empleo y los aspectos socioculturales del agua: cualidades recreativas, culturales y espirituales.
Este año el Día Mundial del Agua trata de lo que significa el agua para las personas, su verdadero valor y cómo podemos proteger mejor este recurso vital. La forma en que valoramos el agua determina cómo se gestiona y se comparte.
El valor del agua es mucho más que su precio: el agua tiene un valor enorme y complejo para nuestros hogares, la cultura, la salud, la educación, la economía y la integridad de nuestro entorno natural. Si pasamos por alto alguno de estos valores, corremos el riesgo de gestionar mal este recurso finito e insustituible.
Esta celebración tiene por objetivo concientizar acerca de la crisis mundial del agua y la necesidad de buscar medidas para abordarla de manera que alcancemos el Objetivo de Desarrollo Sostenible No 6: Agua y saneamiento para todos antes de 2030.
La perspectiva “Valoremos las fuentes de agua: recursos hídricos naturales y ecosistemas” señala que toda el agua procede de los ecosistemas. Y toda el agua que captamos para uso humano acaba volviendo al medioambiente, pero con los contaminantes que le hemos añadido.
El ciclo del agua es nuestro “servicio ecosistémico” más importante. Tenemos que otorgar mayor valor a la protección del medioambiente para asegurar un suministro de agua de calidad y aumentar la resiliencia frente a crisis como las provocadas por crecidas y sequías.
¿Qué importancia tiene el agua para su hogar y su vida familiar, su sustento, sus prácticas culturales, su bienestar, su entorno local?
En los hogares, las escuelas y los lugares de trabajo, el agua puede significar salud, higiene, dignidad y productividad.
En lugares culturales, religiosos y espirituales, el agua puede significar una conexión con la creación, la comunidad y uno mismo. En los espacios naturales, el agua puede significar paz, armonía y conservación.
Hoy en día, el agua se encuentra bajo la amenaza extrema de una población en crecimiento, la demanda creciente de la agricultura y la industria y el impacto cada vez mayor del cambio climático.