Hay distintas formas de transformarse en ídolo como Lisandro López en la “Academia”. En muchos casos el exitismo puede mutar en cariño. Ganar campeonatos o grandes actuaciones en clásicos serán determinantes para ganarse el corazón del hincha. Es una ecuación bastante lógica, aunque no siempre funciona así. No es la única. Tampoco la más considerada, más allá de vivir en un medio que mucha veces se presentan valoraciones desde el reduccionismo de “ganar o no existir”. En el pulso del hincha juegan muchos más aspectos. La empatía jugador – hincha se construye por múltiples razones. Lógicamente que ser ganador es una, pero no la única.
Racing vive un presente competitivo con varios frentes abiertos, Superliga, Sudamericana y Libertadores 2018 en el horizonte. En los últimos años terminó de desarmar el plantel que logró el último título, 2014. En las salidas hubo un caso emblemático el de Diego Milito, que después de brillar en el máximo nivel de Europa volvió a su lugar en el mundo, se convirtió en El líder. Condujo el “Racing Positivo” a otra vuelta olímpica. Milito sentó un precedente. Contagió entusiasmo para que otros jugadores siguieran ese camino. Sentido de pertenencia.
Lisandro López representa la sucesión de liderazgo. Con distinta personalidad. Otro carisma y distintas características en la conducción. Pero con principios fundantes inclaudicables: compromiso, entrega, sacrificio y personalidad. El talento es desarrollado. Lo alimenta con responsabilidad en cada entrenamiento. En él se referencian sus jóvenes compañeros y todos los pibes de inferiores.
Es el líder del equipo. Adentro de la cancha piensa, construye juego, hace goles, marca el ritmo, ordena, se sacrifica en la recuperación. Afuera describe con crudeza cuando las cosas no van bien y elogia en justa medida en el éxito. A su jerarquía, con la que brilló en el fútbol europeo, tuvo que adherirle características de conducción. Ahora juega y gobierna.
Lisandro López es un espejo para los futbolistas que vendrán en Racing y para los hinchas que se ven en él. No hay una forma más sincera y valedera que meterse en el corazón de una hinchada, que cuando los que están en las tribunas piensan que el que juega “es uno de nosotros”. Y Lisandro lo es. Es identidad, es sentido de pertenencia. Amor a la camiseta. Lisandro López es el nosotros adentro de la cancha. Lisandro López es Racing.