La carrera de Diego tiene un espejo radial. Relatos, reportajes y recuerdos, se apilaron desde su debut en Primera en octubre de 1976. Un viaje por la historia maradoniana, a través de todos los puntos del dial que la contaron en tiempo real, sin saber que estaban escribiendo una página eterna. Como el 10…
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Miércoles 13 de junio de 1990. El equipo de Bilardo tenía que ganar para seguir con vida en el Grupo B del Mundial italiano. Venía de perder 1-0 ante Camerún, en el estreno del título conseguido en México y necesitaba vencer a la Unión Soviética, para soñar con el pasaporte a la segunda ronda. Después de la derrota, el técnico dijo aquello de “si nos volvemos en primera ronda, secuestro al piloto y tiro abajo el avión”.
Ante la necesidad de ganar aquella “final anticipada”, Bilardo ajustó las cábalas y apostó fuerte. La indumentaria en el ’86 era Le Coq Sportif, pero cuatro años más tarde, la pilcha la puso Adidas. Como el pantaloncito negro de la marca francesa era liso, sin las tres tiras, la orden fue taparlas y con esos cortos, Argentina derrotó a la Unión Soviética, Yugoslavia e Italia. Con el original, perdió con los africanos.
El cabezazo de Omam-Biyik en el debut jugado en el Giusseppe Meazza de Milan, generó cinco cambios. Salieron Néstor Fabbri, Lorenzo, Oscar Ruggeri, Roberto Sensini, Abel Balbo e ingresaron José Luis Serrizuela, Monzón, Julio Olarticoechea, Troglio y Caniggia. Cuatro modificaciones tácticas y la lesión del Cabezón.
En el San Paolo de Nápoles y con el arbitraje del sueco Erik Fredriksson, un personaje que fue central en esta historia, Argentina jugó con Pumpido; Simón, Monzón y Serrizuela; José Basualdo, Batista, Olarticoechea, Troglio y Burruchaga; Caniggia y Maradona.
A los 10’ del primer tiempo, Pumpido chocó con Olarticoechea y el arquero se quedó sin Mundial: fractura de tibia y peroné. Inmediatamente llovieron sobre el área argentina dos corners soviéticos y en el segundo, un cabezazo que amenazaba con meterse por el palo derecho del recién ingresado Goycoechea, fue salvado por la segunda mano de Dios. El puño derecho de Diego, dejó todo 0-0. El árbitro a un par de metros, sin ningún obstáculo entre él y el 10, dijo que no vio la mano que el planeta fútbol advirtió. Después el gol de Troglio a los 26′ y el segundo de Burruchaga, cuando al partido le quedaban 10’.
En la tercera fecha, el empate con Rumania nos puso cara a cara con Brasil.
Etiquetas: Diego eterno, Diego Maradona, Fútbol