-Pensé que nunca iba a llegar pero llegó. La condena perpetua a Aceituno y 10 años a los demás me pusieron muy contenta. No sólo es por Watu es por todas las familias que debimos reconstruirnos. Estoy agradecida a los que hicieron posible esto.
La hermana de David “Watu” Cilleruelo, Raquel, habló luego del fallo dictado por el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca que condenó a 4 exmiembros de la Triple A por hechos cometidos a mediados de los años 70 en nuestra ciudad.
El fallo dictaminó prisión perpetua a Roberto Aceituno (70 años) por considerarlo coautor penalmente responsable del delito de homicidio agravado por alevosía, del cual fue víctima Cilleruelo y por el delito de asociación ilícita.
Juan Carlos Curzio (76), Héctor Angel Forcelli (71) y Osvaldo Omar Pallero (78) fueron condenados a la pena de 10 años de prisión por considerarlos coautores penalmente responsables del delito de asociación ilícita. En todos los casos las calificaciones de los delitos fueron encuadradas como crímenes de lesa humanidad cometidos contra 24 víctimas.
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Watu -militante de la Federación Comunista- fue asesinado el 3 de abril de 1975 en los pasillos de la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca.
Raquel también comentó que el hijo de Jorge “Moncho” Argibay –asesino de su hermano en los pasillos de la Universidad Nacional del Sur- “me envió una carta pidiendo disculpas por lo que hicieron su padre y su hermano (también participaba de las fuerzas paraestatales). Me enteré por el testimonio de Alberto Rodríguez. Al principio tuve un poco de resquemor de hablar con él. Pero luego me di cuenta de que es una persona muy amable, muy cariñosa. Él también pudo dejar atrás sus demonios. No es fácil que alguien pida disculpas en esas circunstancias. Fijate que los acusados nunca pidieron disculpas… para ellos está bien lo que hicieron”.
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En otros pasajes de la charla con la Radio Pública, Raquel hizo mención a la persecución que debieron sufrir tras la muerte de su hermano por parte del rector Remus Tetu, cómo fue el día en el que se enteraron de la muerte de Watu y de lo que vivió su madre en estos 46 años sin justicia: “Ojalá hubiera estado presente”.
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