Si bien aún restan algunas semanas para que se terminen las tareas culturales de poda y atado, en Mendoza los sectores productivos destacan, una vez más, la falta de mano de obra calificada para trabajar la poda invernal. Muchos ya comenzaron a trabajar en alternativas para suplir el bajo índice de trabajadores.
Más allá de las diferencias en cuanto a labores, todas las producciones concuerdan en que el problema es cultural y social. “La escasez ha llegado para quedarse”, manifestaron. Carlos Quinteros, representante de la Asociación de Productores de Durazno e integrante de la Federación Plan Estratégico de Durazno Industria (Fepedi), manifestó que la poda de duraznos está en la etapa final y que los tiempos se están cumpliendo. “Tuvimos unos pequeños inconvenientes para obtener mano de obra pero al haber comenzado la poda con anticipación, pudimos solucionar el faltante. Este año no ha sido tan grave”.
El dirigente puntualizó que, más allá de los trabajos intensos, en el sur hubo mucho abandono de fincas lo que complica la situación fitosanitaria. Sin embargo, la poda “está terminada en un 90%, en lo que respecta a durazno de industria”. En cuanto a costos de la poda, Quinteros especificó que aumentaron entre 20% y 30% con respecto a 2016, sobre todo en la zona del Valle de Uco.
Al destacar los gastos, un eje importante a analizar es que buena parte de los productores realizan los trabajos de poda con familiares o conocidos por lo que varían los costos finales según cada zona y superficies. Luego de dejar atrás una temporada baja en cuanto a producción, la pera y la manzana se preparan para tener mejores rendimientos.
Tomando como disparador lo ocurrido el año pasado, desde el sector comenzaron las labores culturales a tiempo. Más allá de ir bien en los tiempos, aún cuentan con fincas atrasadas y el faltante de mano de obra se repite.
Armando Brunetti, presidente de la sociedad anónima que lleva su nombre, declaró que conseguir mano de obra calificada para las tareas de poda es cada vez más problemático en una producción que acarrea problemas de temporadas pasadas.
En este sentido, manifestó que la causa principal de la falta de gente y el desarraigo rural es por un mal ordenamiento territorial: “faltan barrios y estructuras alrededor de las zonas productivas. Se debe trasladar gente de otras zonas para el campo. Desde el sector vitivinícola también repiten el problema de la falta mano de obra en las tareas de poda y atado. En el caso de Fecovita (Federación de Cooperativas Vitivinícolas) mencionaron que el trabajo se realiza en tiempo y forma, con cuadrillas organizadas en cada zona.
En lo que respecta a costos, el último informe del Observatorio de Acovi, indicó que aumentaron 25% en comparación a la temporada pasada. El ingeniero agrónomo Daniel Massi, jefe del área técnica de Fecovita, manifestó que el trabajo de poda está prácticamente terminado en lo que respecta a viñedos. “Lo único que queda a esta altura del año son viñedos abandonados. Mejoramos en los tiempos con respecto a 2016”. Al ser consultado sobre las posibles causas del faltante de gente en las tareas de poda y en las zonas rurales en general, destacó que principalmente las condiciones de vida en el ámbito rural son desfavorables, lo que aleja a los trabajadores.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) es consciente del faltante de trabajadores en los sectores productivos, tanto en las tareas de poda como en la cosecha. El licenciado en Economía, Raúl Novello, especialista en Economía Agrícola, de la EEA – INTA Junín, explicó que desde la institución siempre trabajan en capacitaciones de poda para los trabajadores. Sin embargo, apuntan a generar una tecnificación en el proceso. “Trabajamos y capacitamos en poda a los trabajadores pero estamos trabajando fuertemente en la promoción de los modelos tecnológicos que dirijan la producción a sistemas mecanizados. Una de las tareas que buscamos mecanizar es la poda”, detalló el economista.