A casi una semana de las explosiones que arrasaron con parte de Beirut, el primer ministro de Líbano, Hassan Diab, renunció y acusó a la "elite del país" de haber obstaculizado su Gobierno para "tapar sus errores" y su responsabilidad en la devastación en la capital, lo que alimentó aún más la incertidumbre y los reclamos de cambio en las calles.
Tras la renuncia, el analista Mehmet Dogan remarcó que es importante garantizar elecciones libres y advirtió por una posible intervención extranjera en el conflicto.
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