"Hay liberales que hablan de libertades pero son muy conservadores", afirmó esta semana el presidente Alberto Fernández. De esta manera y en forma implícita dio un (el primer) paso en una batalla cultural quizá necesaria: de qué hablamos cuando hablamos de liberalismo. La doctrina es apropiada para sí y en forma monopólica por las derechas más autoritarias.
Pero el significado del término no es autoevidente. La historia de occidente y argentina; la teoría política hablan de por lo menos dos tipos de liberalismos: el conservador y el progresista. De las libertades económicas que aplastan a las libertades humanas hasta el liberalismo de John Stuart Mill: “el individuo debe ser libre de hacer lo que desee a menos que cause daño a otros”.
El mercado sin límites, la libertad de no vacunarse, está claro, causan daños a otros. Mill podría decir que las políticas de inclusión de diversidades en cambio, hablan de otro liberalismo, el progresista. ¿Qué podría ser peronista? El presidente afirma que sí.
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