El periodista de investigación y escritor especializado en policiales, analizó el atentado hacia la vicepresidenta y destacó el papel de los discursos de odio como incentivos.

“Lo que para muchos fue un milagro divino se trató de un milagro que tiene que ver con las imperfecciones de la armamentística o de los que la manipulen, en este caso de este hombre, Sabag Montiel” expresó.

“Toda esta historia es absolutamente descabellada, el tipo que estuvo a centímetros de convertiste en un magnicida hecho y derecho y, a partir del primero de septiembre, comenzó a hablarse una y otra vez sobre los discursos de odio, expresión a partir de la cual corrieron ríos de tinta”. “Los discursos de odio son la muestra visible de la aparición pública del fascismo en la Argentina” resaltó.

Con relación a las características de este hecho: “Esto tiene que ver un poco incluso con lo que llaman fascismo societal. Estas manifestaciones de fascismo surgen en el cuerpo social, es pluralista, sin jefes”.

Además, se refirió al teléfono celular de Sabag Montiel: “Había que ver si ese celular no tenía un cazabobos, es decir un programa por el cual al quererlo desencriptar se resetea a su estado de fabricación”.