Por un mal diagnóstico de las médicas de guardia, la niña Gabriela Noemí Mendoza de 12 años de edad falleció en el Hospital de la Madre y el Niño de Formosa. Dijeron que tenía una “intoxicación” y estaba sufriendo un ACV. Por ese motivo, la Justicia penal llamó a prestar declaración indagatoria a Lorena Blanco y Martha María Velazco.
La noticia se dio a conocer en el programa “Sin Censura” por LRA8 Radio Nacional Formosa. El conductor del espacio, Gabriel Hernández, es abogado y patrocina a los padres de la menor, Rubén Mendoza y María Lurde Azcona González, en la querella que tramita en el Juzgado de Instrucción y Correccional N° 3.
El juez Enrique Javier Guillen llamó a prestar indagatoria a las doctoras Blanco y Velazco, en orden al delito de “Homicidio Culposo”, por el trágico hecho, ocurrida el 13 de agosto de 2015. El día anterior, Gabriela Mendoza fue a clases a la Escuela N° 31, donde avisó a su profesora que sentía un dolor de cabeza intenso, empezó a vomitar y sufrió una especie de convulsión y luego se desmayó.
Fue derivada de urgencia al Hospital de la Madre y el Niño, donde las médicas de guardia la diagnosticaron como “intoxicación”, a pesar de que la menor presentaba claros síntomas de hipertensión endocraneana, incluso convulsiones sin fiebre, a consecuencia de un Accidente Cerebro Vascular (ACV).
A causa del diagnóstico equivocado, no se le realizó la TAC (Tomografía Axial Computada) de Cerebro que correspondía efectuar inmediatamente; ni siquiera se le realizó un fondo de ojo, que hubiera permitido detectar los síntomas del ACV; en cambio, se le indicó un lavaje de estómago, y esa misma noche el estado de Gabriela empeoró gravemente, produciéndose la muerte cerebral al día siguiente.
El proceso penal iniciado por la denuncia efectuada por los padres de la menor, Rubén Mendoza y María Lurde Azcona González, con el patrocinio del abogado Gabriel Hernández, que se constituyeron en querellantes contra los médicos que la atendieron, tuvo un importante avance al conocerse el informe del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial, que fue lapidario para las médicas de guardia que hicieron el primer diagnóstico de la niña.
El informe del Cuerpo Médico Forense lleva la firma de su jefe, Dr. Juan Acosta Ferreira, y dice que “los médicos de guardia del día 12/08/15 no han cumplido con las normas del arte de curar, ya que a mi entender incurrieron en el error de no asumir el cuadro como una Hipertensión endocraneana que obliga a tomar los recaudos para diagnosticarla (falta de examen de la pupila ocular) y luego determinar sus causas, porque cualquiera sea ella pueden desencadenar a futuro complicaciones graves y hasta la muerte”.
El Dr. Acosta Ferreira subraya en su informe que “se debió pensar que las normas pediátricas indican como impresión diagnóstica Hipertensión Craneana cuando existe cefalea (dolor de cabeza), vómito y lipotimia (desmayo)”, explicando que el desmayo “en general, es una manifestación de falta de riego sanguíneo en la zona cerebral” y que la convulsión afebril “suele ser signo precoz de un proceso expansivo intracraneano, siempre sumado a los otros síntomas”.
Agrega el informe del Cuerpo Médico Forense que ni siquiera se le realizó a la paciente un examen de fondo de ojo, que “es importante porque confirma la tríada de la hipertensión endocraneana, que obliga a un rápido diagnóstico de su causa, sobre todo si ésta es por hematoma o edema cerebral, porque puede avanzar rápidamente a la muerte”.
“Nos dijeron que lo que tenía era una intoxicación –dijo Rubén Mendoza- Lo que Gabriela tenía era un ACV y ellos le hicieron un lavado de estómago. Siendo profesionales de la salud ellos tenían que saber que lo que estaba sufriendo mi hija era un ACV. La doctora nos decía que nos quedemos tranquilos, que al día siguiente Gabriela iba a estar bien. Le aplicaba calmantes y decía que era por el estómago que sentía dolor de cabeza. En 15 horas que ella estuvo en la sala tenía dolores de cabeza intensos, nosotros les pedíamos a las enfermeras que vayan a ver a mi hija a cada rato y no nos hacían caso, nos decían que eran síntomas propios de una intoxicación. Hasta que a las 3 de la madrugada su estado se agravó. A las 5 recién determinaron que lo que padecía fue un ACV hemorrágico”.
“Nosotros pedimos por favor que la trasladen al Hospital de Alta Complejidad y que hagan lo posible para salvarle la vida. Nos decían que no había cama, que ya se le pidió al director para trasladarla, todas fueron excusas. Ahora tenemos confianza en la Justicia. Por Gabriela y para evitar que vuelva a repetirse una tragedia como la que está sufriendo nuestra familia”, finalizó diciendo el padre de la menor fallecida, quien aceptó donar los órganos para que otras personas puedan vivir.
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