Fue el 2 de abril de 1982, que la dictadura cívico-militar inició el desembarco de tropas argentinas en las Islas Malvinas, usurpadas por Inglaterra desde el año 1833. Con esta acción la dictadura buscaba afirmar el apoyo de la población a través de la soberanía nacional, y así ocultar la terrible situación social, política y económica que se atravesaba en al aquel entonces.
Este año se cumplen 40 años de la Guerra de Malvinas. Por tal motivo, Radio Nacional Chos Malal presenta la columna especial “Malvinas: 40 años de memoria”, un espacio dedicado a homenajear y recordar a los veteranos de guerra que con honor y valor combatieron y defendieron nuestro territorio.
En esta primera oportunidad dialogamos con Julio Aro, veterano de guerra de Malvinas y principal impulsor del proceso de identificación de los soldados argentinos enterrados en el cementerio de Darwin.
“Malvinas está presente cada día y cada vez más”, comenzó manifestando el marplatense. Al mismo tiempo agregó que los veteranos recuerdan constantemente la llegada en 1982, como también todo lo que vivieron y pasaron. Entendiendo el horror de lo que es la guerra, que es lo peor que le puede pasar el ser humano. “El ser humano tiene que utilizar la herramienta más fuerte que es el diálogo, que es la lengua, sin dejar de renunciar a lo que crees que es justo y tuyo”, expresó.
Aro continuó contando que a las islas las ha visitados doce veces. Viajes con las cuales comenzó a entender que cada compañero transitó y vivió de forma distinta la guerra y sus consecuencias.
Tras esos viajes, pudo llegar al lugar donde enterró a sus compañeros y notó que no estaban. Motivo por el cual comenzó a pensar de qué forma se le podía devolver la identidad a sus compañeros. “Eso fue el 2 de abril del 2008, el 17 de octubre estaba viajando a Londres con un proyecto que se llamó Identidad Compartida”, dijo.
Por otra parte, el entrevistado señaló que, tras buscar y no encontrar a sus compañeros del regimiento, y notar a los padres y madres desesperados por conocer el destino de sus hijos, comenzó a preguntarse, ¿De qué manera le podían devolver la identidad? Y fue así que inició la tarea y misión de recuperar identidades. Respecto a esto dijo: ”Soy el tipo más rico de la tierra, porque tengo 119 historias distintas, porque tengo el cariño de un montón de mamás, tengo el premio nobel ya ganado, porque es muy noble y me da mucha paz.”
Geoffrey Cardozo.
El 17 de octubre del 2008 Julio viajó a Londres, lugar donde le destinaban diferentes traductores para poder comunicarse, conocer como pensaban y como podrían trabajar, debido a que no tiene conocimiento del idioma. Un día, le tocó a Geoffrey Cardozo, ex coronel del ejército británico, quien demostró tener otra mirada respecto al tema.
Geoffrey le cuenta cual había sido su misión y le entrega un sobre de madera muy grande, que contenía un informe donde estaba detallado el lugar donde se ubicaba cada uno de los compañeros y como los encontró, con las coordenadas y las pertenencias de cada uno. Admitió a su vez que sentía una pena muy grande cuando enterraban a un soldado argentino que no tenía nombre y apellido. Es por esto que, gracias a él, se pudo hacer la exhumación y la devolución de las pertenencias a los padres y a las madres de los soldados caídos. “Hoy hay 119 compañeros que recuperaron su nombre, su rostro, su identidad, su historia. Estamos orgullosos de todo el trabajo. Faltan aún 7 compañeros”, aseguró.
Julio Aro Junto a Geoffrey Cardozo están nominados al Premio Nobel de la Paz.
“La verdad que me encantaría que todo el mundo se olvide del nombre propio de Julio y de Geoffrey, y que entienda que es la causa la que esta postulada, que la causa paso la frontera de nuestro país. Hoy el mundo sabe lo que pasó, y esto a mí me enorgullece, porque enaltece a nuestros compañeros, y sabemos que, si algún día tenemos la suerte de levantar ese premio, de agradecer, jamás seria nuestro, ese premio es de cada uno de mis compañeros que no volvieron y de las madres que los parieron”.
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